En la muestra ‘El tiempo lo dirá’, el artista ecuatoriano Francisco Galárraga reúne una serie de óleos que ha pintado desde el 2015. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.
Hace tres años, Francisco Galárraga (Quito, 1985) pasó seis meses movilizándose con muletas a causa de una cirugía en una de sus rodillas. En medio de su convalecencia pintó Autorretrato cojo, un óleo inspirado en un cuadro del artista alemán Richard Gerstl.
La obra, en la que aparece desnudo y con el cuerpo lleno de cortes que atraviesan el lienzo, es parte de ‘El tiempo lo dirá’, exposición que está abierta en la galería principal del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
Su quinta muestra individual da cuenta de su interés por el realismo, las desconexiones que hay entre las personas en el mundo contemporáneo y la necesidad de mostrar, sin empacho, su vida personal. “Los cortes que tiene mi autorretrato -dice- los hizo mi expareja luego de una discusión”.
En los cuadros de gran formato apuesta por las escenas cotidianas en las que, a pesar de la cercanía física que hay entre las personas retratadas, existe un cierto halo de distancia, que está marcado por miradas que nunca se cruzan. Así sucede en Now & Forever, un óleo en el cual aparecen dos mujeres: una con su mirada perdida en el horizonte y la otra en su teléfono celular.
En los cuadros de mediano y pequeño formato apuesta por el retrato de familiares, amigos y de los objetos que habitan en el taller que tiene en el Centro Histórico.
“Me gusta retratar a las personas -dice- porque sus rostros nos dicen cosas de su estado anímico y de quiénes son”.
El realismo de sus obras tiene como referentes a Manet, Renoir, Velázquez y Hopper, artistas de distintas épocas de la historia del arte, cuya impronta está marcada por el juego estético y geométrico entre las luces y las sombras.
Galárraga cuenta que su intención en el momento de pintar no es realizar un copia de las fotografías que captura de forma ‘amateur’, sino armar un collage visual a partir de varias de esas imágenes.
Para Andrés Marcial, curador de la muestra, Galárraga no solo representa a personas que no terminan de acoplarse a su entorno ni a quienes los acompañan, sino que pinta “el síntoma de la paradoja del ente social contemporáneo que nace para vivir solo”.
Paul Klee decía que el arte no reproduce lo visible, sino que hace visible lo que es invisible. En ese contexto, las obras de este artista, graduado de la School of Visual Arts de Nueva York, muestra la fragilidad de los seres humanos en medio de la vida cotidiana.