Para muchos, la Semana Santa es un tiempo de descanso y reflexión. Sin embargo, en la era de la tecnología e Internet, las tentaciones son grandes y los pecados capitales adquieren formas irresistibles que nos acercan a actividades mucho menos santas.
Las comunicaciones inalámbricas, los teléfonos inteligentes, las plataformas de video, audio y comercio nos demandan horas de atención.
Y junto a las redes sociales se alían para hacernos caer en los vicios que amenazan la moral cristiana.
¿Estamos en un mundo lleno de vicios?
La pereza, ¿cuántas veces preferimos no hacer ningún esfuerzo, aunque sea la tarea más básica?
Desde que existen los asistentes virtuales nuestra rutina ha mejorado. Podemos pedirles que enciendan o apaguen las luces, que nos pongan nuestra canción favorita y hasta podemos pedir una pizza. Todo desde un sofá o una cama.
La soberdia. Decir que tú hiciste una tarea aunque la hizo una máquina. ¡Hoy lavé, qué cansada estoy! Cuando lo que hiciste en realidad fue activar el altavoz de Alexa y ordenarla que active la lavadora con solo decir una palabra.
La gula. ¿Cuántos excesos nos damos? Con la tecnología las cocinas pueden llegar a ser una sala de control de una nave de Star Trek. Hay las tablas de picar que son al mismo tiempo tabletas táctiles que informan sobre el peso, la toxicidad y el valor nutricional de los alimentos.
O los microondas que reconocen los alimentos y calculan su temperatura y tiempo de cocción.
La lujuria. Desde que los smartphones tiene capacidad de almacenamiento de elefantes, guardamos todos los archivos, todos los videos y todas fotos. Y solo las publicas las que te favorecen más. ¿Qué haces con las demás?
La avaricia. El deseo de adquirir bienes materiales en cantidades muy superiores. Aunque tengamos una Alexa, un Android y quizá un reloj o computadora, no dudamos que nos falta algún objeto tecnológico más como las aspiradoras robots que se pueden programar para que antes de levantarnos y cuando estemos durmiendo ellas limpien solas.
La ira. Se define como una emoción de odio y enfado. Los mensajitos de desacuerdo en nuestras redes nos sacan de quicio. Pero al mismo tiempo podemos reconducir esta emoción con los wearables como los guantes de boxeo con sensores que detectan la velocidad y la fuerza del golpe.
O los juegos en línea, donde la velocidad y la adrenalina nos encaminan a gritar de la emoción, aunque sea la medianoche.
La envidia, cómo no sentirla cuando IPhone nos muestra el último modelo y nos acabamos de comprar el más caro del mercado.
¿Te has sentido identificado con algunos de estos? Creo que es momento de que reflexiones antes de que comas el último plato de fanesca de este 2022.
Historia sobre los pecados capitales
Fue Santo Tomás de Aquino quien definió los siete pecados capitales que se conocen y que son: pereza, soberbia, gula (o glotonería), lujuria, avaricia, ira y soberbia.
Estos pecados fueron además enumerados por el papa Gregorio I hace 1 500 años y recogidos después por Dante Alighieri en su obra la ‘Divina Comedia’.
Si bien los pecados son comportamientos humanos que deben evitarse; se llaman capitales porque de ellos fluyen las demás.