Actor y testigo privilegiado de los acontecimientos políticos de las últimas décadas, Ramiro Rivera presenta ‘Pedagogía Democrática’, un libro que expone la naturaleza, conflictos y desafíos de la democracia en los momentos actuales. La publicación, bajo el sello Paradiso Editores, recoge 65 artículos de opinión publicados en los últimos tres años en un medio de circulación nacional.
¿Qué le motivó a emprender un proyecto editorial como ‘Pedagogía democrática’?
Siempre creí que un artículo de opinión tiene que ir más allá de la simple percepción del problema del día, y que debería tener un contenido que trascienda, que se ancle en precedentes y en la historia. En ese contexto, el libro intenta proveer contenidos al debate político, para que la política deje de ser trivialización, murmullo retórico y adjetivación personal, para tratar de hacer de la política una pedagogía de formación cívica.
¿Qué tipo de pedagogía es la que propone el libro a partir del título?
Detrás de cada artículo subyace una visión acerca de la democracia, del pluralismo, el poder, el control, de valorar el hecho de que una democracia puede ser perfectible con un equilibrio de poderes y se sustente en el principio de legalidad e igualdad.
¿Qué piensa sobre la opinión periodística como obra literaria?
Indispensable, porque se nutre de la información, de la crónica, del contenido editorial y de todo el bagaje que el analista pueda tener en cada ámbito del conocimiento humano. Una segunda función es ser un espacio en el que puede concurrir la pluralidad. Es un río por el navegan varias visiones no excluyentes, sino concurrentes al debate. Es allí donde se ubica el servicio y el insumo para el debate político.
En el marco de esa pluralidad de voces ¿Cuál es papel de la opinión periodística en el marco de las libertades civiles?
Importantísima, porque es una opinión que no está sujeta a censura, que parte de la libertad de quien piensa y decide escribir. Pasa por el espacio de la responsabilidad porque la libertad de escribir no es absoluta ya que tiene limitaciones establecidas en el ordenamiento constitucional, pero a la vez goza del privilegio de la garantía del respeto a la libertad de expresión.
¿Qué responsabilidad tiene el artículo de opinión frente al poder?
No depender ni alagar al poder y mantenerse distante al mismo. Debe mantenerse cercano a la objetividad, a la honradez intelectual, aunque haya contenidos que disgusten al poder. Quien escribe para halagar al poder no está dignificando la genuina libertad de expresión y el derecho a pensar.
¿Esa libertad e independencia podría ser la mayor virtud de la opinión periodística?
Sin duda, allí radica una buena parte del patrimonio de credibilidad de los medios de comunicación. En la opinión pública hay quienes consideran que lo escrito es para quedar bien con el poder y el poder cree que es para disgustarlo. Mientras la opinión permanezca en ese espacio de controversia está en la línea más adecuada para ejercer el derecho a informar, el ejercicio a la libertad de expresión y el derecho a la comunicación.
Una frontera difusa y una responsabilidad mayúscula
Difusa, pero que debe tener líneas de precisión inequívocas como no quedarse paralizado en el espacio de lo genérico y lo ambiguo por no lastimar susceptibilidades. Mientras no hiera derechos personalísimos que tienen que ver con la honra y la dignidad, el analista está condenado a ser frontal, aunque disguste al poder o genere controversia, siempre que se apegue a la veracidad, objetividad, la capacidad analítica y el juicio crítico más allá de la coyuntura.
Cada vez hay más jóvenes que se inician en este ejercicio de escritura y análisis. ¿Cuál es la ética que debe guiar un artículo de opinión?
Lo que decía el sociólogo alemán Max Weber: ‘la ética de la responsabilidad’. Me parece que escribir es una tarea que no exime de un sentido de rigurosidad, objetividad y responsabilidad. Mientras las fuentes de análisis sean más serias, la contextualización sea más sustancial y la temática sea menos coyuntural, la opinión cobra mayor dimensión y perdura más en el tiempo.
¿Qué espacio ocupa la opinión periodística en el mundo digital?
La grandeza del mundo digital es que la comunicación tiene ‘feedback’ y una respuesta dinámica. La tragedia es que hay poco análisis que apela a la razón y mucho enjuiciamiento que se deriva de la emoción. Por eso hay tuits que son respondidos con descalificaciones e insultos bajo el anonimato. La gran ventaja de la prensa escrita es que ofrece mayor rigurosidad, contraste y responsabilidad en cada publicación.
¿Cuáles son los desafíos que tiene la opinión periodística en el Ecuador?
El desafío de no tener un sesgo excesivamente academicista, el arte de ser accesible y traducir en términos comprensibles temas complejos y el desafío de adaptarse a las nuevas modalidades de la tecnología y la digitalización. Pero sobre todo de abrir espacios a temas que antes eran considerados prohibidos y tabú como género, inclusión, matrimonio igualitario, diversidad, ambiente y otros.