Rafael, Raúl y Mario Soria, junto con Omar Proaño conforman Los Cuatro del Altiplano. Foto: Julio Estrella / El Comercio
Autodenominados un grupo de música folclórica ecuatoriana, los hermanos Raúl, Mario y Rafael Soria, junto con Omar Proaño, conforman Los Cuatro del Altiplano. Este 2019 la agrupación musical cumple 40 años de trayectoria artística y se alista para celebrarlo con un concierto a inicios de noviembre.
Raúl y Mario Soria junto con Edwin Ríos e Iván Soto fundaron la agrupación en 1979, año en que el Ecuador pudo deshacerse de una dictadura militar con el triunfo en elecciones populares de Jaime Roldós.
“Es una época en la que hay un fuerte movimiento contestario en el país. Ahí se da la oportunidad de volver al encuentro cotidiano en el espacio público, y así nacen Los Cuatro del Altiplano, que surgen de movimientos estudiantiles”, dice Rafael Soria, que actualmente lleva el encargo de la dirección musical.
En medio de ese avivamiento cultural, el grupo toma distancia con el verso político de la música protesta. Más bien abraza la recuperación y difusión de los ritmos tradicionales andinos, como elemento estructural de la identidad nacional y como el objetivo que guiará el desarrollo de su carrera musical.
“Fuimos de los primeros grupos juveniles que empezamos a transmitir música ecuatoriana interpretada con rondadores, flautas y otros instrumentos tradicionales ecuatorianos”, asegura su director.
Desde entonces, el quehacer musical del grupo ha involucrado la investigación, recopilación e interpretación de las piezas musicales más representativas del cancionero latinoamericano y ecuatoriano. Esto se ha decantado en decenas de discos, videos, presentaciones, apoyo y promoción de centros culturales y capacitación de jóvenes talentos.
La formación del grupo se fue modificando en el transcurso de los años, primero con la salida de Iván Soto y después con el fallecimiento de Edwin Soria, en el 2009. La vocación musical que sigue uniendo al resto de sus integrantes no dejó morir el proyecto, que supo reinventarse para continuar.
“Somos un grupo nuevo con 40 años de experiencia”, dice Rafael refiriéndose a esta nueva etapa marcada por el aniversario número 40. Como proyección se plantea “consolidar lo que ya se ha hecho y transcribir la música en partituras y trasladarla a nuevos formatos como el sinfónico”, dice.
Los Cuatro del Altiplano está respaldado por otros cinco músicos que forman “un grupo modular, que se adapta a cada escenario y condición”.
La rosa y el clavel, Estrella de la noche, Canción para un amor perdido… han sido hitos musicales en la trayectoria del grupo. “La gente se ha apropiado a su manera del Simiruco y ahora hay uno en cada pueblo, quién es la persona que da un ejemplo de vida y es reconocida por la comunidad”.
Estas y otras canciones formarán parte de un concierto que se realizará el 8 de noviembre, en el estadio de la Liga Cantonal de Rumiñahui.