Este diseño de Lumicenter muestra la combinación de varios tipos de iluminación. Fotos: cortesía Lumicenter
La luz siempre ha sido una aliada de la arquitectura y del diseño. La nueva tendencia está marcada, principalmente, por el uso adecuado de la iluminación natural. Esto no solo por ahorro sino por su gran potencial para generar sensaciones, espacios y texturas, explica la Mayra Gavilánez, del taller Creando una Imagen.
Pero, ¿y cuando llega la noche? ¿Y en los rincones donde no llega la luz del sol? ¿Y cuando se requiera enfatizar o decorar un mueble, un ambiente, un cuadro? En ese caso sí hay que echar mano de la luz artificial, de la luz decorativa.
“Antes, los arquitectos no nos ocupábamos de la iluminación; ahora es una rama imprescindible”, asegura Diego Ponce, gerente general de Lumicenter. Los colores de las paredes, así como los de los muebles y otros complementos decorativos como los cuadros, son elementos a partir de los cuales se establece el diseño de iluminación interior.
Lo importante es saber dónde colocar las luces, qué tonalidad utilizar o si es más conveniente una lámpara colgante, un dicroico (luz en una sola dirección) o una bombilla empotrada en el cielo raso.
Todas esas opciones, incluyendo los reflectores de gran potencia, todavía se usan mucho en la iluminación interior. No obstante, enfatiza Gavilánez, los diodos LED se han apoderado del espectro lumínico decorativo.
Las mangueras LED resaltan con sugestión la forma de las escaleras en este modelo de Osram. Foto: cortesía Osram
Las cintas y canaletas LED y las luminarias con ángulos de apertura muy específicos, llamados MR16, son algunas alternativas novedosas en el mercado actual, según Ponce.
“La tendencia se dirige, ante todo, a las luces LED, que cubren las necesidades de funcionalidad y decoración al mismo tiempo”. Este cambio -explica- se debe a su eficiencia, ya que las lámparas LED duran 10 veces o más y consumen 90% menos energía que las tradicionales, explica Richard Betancourt, gerente de Retail de Sylvania.
Al ser parte del concepto interior, la luz se acopla a cada estancia, con sus funciones y cualidades. Betancourt recomienda la luz amarilla o cálida para salas, comedor y dormitorios, ya que produce una tonalidad que causa sensación de alegría y confort. Y para los sitios más activos como la cocina o el baño, lo ideal es la luz blanca o fría, “que nos mantiene más alertas” y no cambia la tonalidad de la luz natural.
Además de estos particulares, hay que pensar en los tipos de luz para cada estancia. En la arquitectura de iluminación se consideran las generales, las indirectas y las decorativas.
Luis Coloma, gerente general de High Lights Ecuador, dice que la tendencia es la combinación de las tres en un mismo espacio, con abundante uso de luz decorativa. “La luz influye en el bienestar y la estética. Las luminarias, encargadas de proveer esta ‘pintura’, han ganado protagonismo”.
Los dicroicos señalan el camino en este túnel-entrada a la casa del Arq. Ígor Muñoz. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
¿Cómo usarlas? Ponce recomienda, por ejemplo, usar la luz indirecta de forma lineal y extendida, a través de cintas o mangueras LED. También se consigue un efecto decorativo implementando luminarias en zócalos de muebles y cocina, en los pasamanos de las escaleras, en las barrederas como luz guía o detrás de los espejos, cuadros y espaldares.
Para el caso de las columnas, una alternativa son las luminarias con ángulos de apertura muy cortos. Por el contrario, cuando se quiere bañar de luz una pared entera, se puede optar por amplios ángulos de apertura, explica Ponce.
Con este tipo de diseño lumínico se entra en la tendencia actual: mostrar el efecto de luz y no el aparato lumínico.
La intensidad es otro aspecto fundamental. Ponce explica que, en el caso de la iluminación general, se requieren entre 250 y 350 lúmenes (cantidad de luz que emana el aparato lumínico). Para luces indirectas, la cantidad está entre 350 y 400 lúmenes. En la luz decorativa es variable.
Las áreas sociales y el estar íntimo (alcobas, estudios…) deben tener luces cálidas con luminarias de 2 700 a 3 300 kelvins (temperatura de color); las zonas de trabajo como las cocinas y baños deben manejarse con luces frías, de 4 200 a 600 kelvins o grados kelvin.
Hay un tipo de luz artificial para cada estancia o rincón.