Techos y biombos de las Cabañas del Lago tienen totora. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO
Las doradas fibras de totora que crecen en las orillas de los lagos de Imbabura se transforman en adornos de hogares y oficinas. Llaveros, canastos, mesas, asientos, esteras…, son elaborados por alrededor de 3 000 artesanos que viven en esta provincia.
Los tejidos con largas hebras han motivado también a los estudiantes de Diseño a fabricar objetos de decoración. Náthaly Ortiz, alumna de la Universidad Católica, en Ibarra, (Pucesi) optó por forrar un portarretratos y una cartera con los filamentos vegetales.
Paralelamente, una mesa de centro fue elaborada, en Ibarra, por Karen Imbago, estudiante de la Pucesi. Para esto licuó la totora, hasta conseguir una especie de masa. Esta materia prima se mezcló con resina de poliéster para obtener un tablero de 60 x 40 cm. El resto de la estructura está realizada con madera MDF (Fibra Vulcanizada de Densidad Media).
La idea, según Roberto Andrade, catedrático de Diseño de la Pucesi, fue que los estudiantes experimentaran con esta planta. Para ello trabajaron en cuatro procesos: tinturado, tejido, licuado y natural.
La fabricación de objetos con este junco americano da vida a la parroquia de San Rafael, en Otavalo. Aquí opera la Empresa Comunitaria Totora Sisa, que elabora 500 productos cada mes.
Uno de sus principales mercados es la capital ecuatoriana, donde es posible encontrar anillos desde USD 2,50 hasta juegos de muebles de alta gama de USD 1 800.Para Martha Gonza, gerenta general de Totora Sisa, los productos elaborados con esta planta aportan en la salud.
La totora, asevera la emprendedora, tiene un alto nivel estético. Su color original -amarillo- es útil para decorar paredes de salas y dormitorios.
Asimismo, son frecuentes los diseños con tonos como rojos, verdes, tomates y negros. También se pueden encontrar imágenes de animales como vicuñas y cerdos.
Estos productos son livianos y fáciles de transportar. De la misma manera se puede pedir alfombras con trazados decorativos como la luna y volcanes, como el Imbabura.
Una de las bondades de este versátil material es mantener un clima cálido en las estancias. En la Hostería Cabañas del Lago, en Otavalo, la totora es usada como forro del techo de 26 cabañas.
Según Walter Salazar, recepcionista, en las habitaciones se conserva una temperatura de 18 grados centígrados. En este sitio también se encuentran asientos, cestos y alfombras.