El Centro Histórico de Quito fue, hasta los años sesenta, la zona residencial de las familias pudientes. Estas se fueron desplazando hacia el norte mientras el entorno urbano y social del centro se deterioraba.
Desde entonces, la zona ha sufrido múltiples cambios relacionados con su uso y su población.
En la parte central, la vivienda prácticamente ha desaparecido, dando lugar a actividades administrativas y de servicios.
En esta zona, los edificios se construyeron siguiendo el esquema español de habitaciones distribuidas alrededor de un patio. Estas se convirtieron en viviendas de alquiler destinadas a familias de bajos ingresos.
Unos años después se llevó a cabo una regeneración del Centro Histórico, en la cual se rehabilitaron casas, plazas y calles con la idea de convertir a la zona es un ente dinámico.
En el 2005 surgieron planes de vivienda para gente de diferentes clases sociales.
Uno de ellos fue el proyecto San Marcos, enfocado para la clase alta. En él, la Mutualista Pichincha rehabilitó un edificio en donde funcionaba el Colegio María Auxiliadora. La iniciativa tuvo gran acogida. Sin embargo, unos años después se detuvo.
En ese sentido, el director de Producción Inmobiliaria de la Mutualista Pichincha, Juan Carlos Terán, opina que la demanda de viviendas en el Centro es muy baja porque “la idea se basó en el romanticismo. Les atrajo la oportunidad de disfrutar de lo bohemio, de tener arte a la mano, teatros, plazas, museos, comida. Cuando la realidad es otra”.
Para el arquitecto Pedro Jaramillo, quien construyó viviendas en el Centro, la demanda descendió desde el 2008.
Esto se debe a que el sector privado no logró apropiarse del tema inmobiliario como un elemento dinamizador de la vivienda. Es un sector especializado en donde no están resueltos los problemas estructurales, el tránsito y la inseguridad”.
Y agrega que es más rentable tener un local comercial que una vivienda. La generación de vivienda es baja por lo que no se logra un proceso de dinamización de la producción inmobiliaria.
“Entre 1996 y el 2008 se destinaron USD 110 millones para el Centro. Solo el 14% fue para viviendas, el 79% se concentró en edificaciones patrimoniales de carácter público y el 7% para resolver el problema del comercio informal”.
René Vallejo, ex director departamental municipal de Vivienda, cuenta que una de las políticas de la Municipalidad, para la revitalización fue tratar de devolverle la vida al Centro a través de las viviendas. “Tiene que haber más viviendas porque, si no, después las obras administrativas y comerciales la zona quedan vacías. Hay cosas por resolver, como la falta de estacionamientos. “No todas la viviendas tienen donde poner el carro. Las calles son estrechas y no hay espacio para construirlos. Se necesita una política de movilidad”.
Terán cree que hay que plantear un proyecto específico. “Si es que se vuelve más atractivo desde el punto de vista comercial, se volverá más atractivo desde el punto de vista residencial”.