La culata de la casa muestra los tres pisos del inmueble. La estructura es de bambú gigante y madera. Fotos: Patricio Terán / EL COMERCIO
Está comprobado. En el sismo del 16 de abril del año pasado, cuando se destruyeron casas y edificios, las estructuras que más resistieron las ondas sísmicas fueron las de caña guadúa y otros bambúes.
Esa sismorresistencia es aún más sorprendente porque la mayoría de estas edificaciones fue levantada sin técnicas y normativas adecuadas. En otras palabras, eran construcciones empíricas, construidas a ojo de ‘maestro mayor’, como es práctica habitual en el país.
Las escaleras tienen huellas y pasamanos de achacaspi. Comunican la planta baja con el subterráneo.
Esas cualidades de la guadúa y del bambú gigante (Dendrocalamus asper) son las que convencieron al Arq. Antonio Cepeda (0994 891779 ) a trabajar con ellos.
Desde hace 15 años, este arquitecto que también es músico de nota, utiliza el bambú gigante para diseñar y construir no solo viviendas emergentes o modestas, sino tipologías de la mayor complejidad y de la más alta gama. Ahora mismo pone a punto una escuela de bambú y madera en la provincia de Cotopaxi.
Las estructuras de bambú gigante (der.) permiten la creación de grandes luces (distancia entre paredes).
Claro, al Dendrocalamus asper lo acompaña de otros materiales ecológicos afines, como la madera (principalmente eucalipto, ciprés y pino), la piedra, la arcilla (adobe, tapial, terrocemento…) y otros más novedosos.
En su residencia de Nayón, por ejemplo, las gruesas paredes de la planta baja fueron elaboradas con ladrillo y bloques comprimidos de tamo (paja que queda de trillar el trigo o la cebada). La segunda planta tiene divisiones de bahareque de bambú y arcilla y la escalera central -eje de la circulación- es una estructura de achacaspi, una madera dura y preciosa de la Amazonía.
Las uniones no tienen pernos sino tarugos de madera.
Cepeda utiliza el bambú técnicamente. Empieza desde el corte en luna menguante (la savia está abajo) y a partir de los cinco años de edad. Luego cura el material, por inmersión, para que resista las polillas y xilófagos. Termina con un proceso de secado.
Las ventajas del bambú, explica Cepeda, además de su sismorresistencia, son su versatilidad, bajo costo y belleza.
¿Su durabilidad? Es larguísima. Muchos templos asiáticos levantados con bambú son centenarios, asevera Cepeda. Y son excelentes aislantes térmicos y acústicos.