Un grupo internacional de científicos ha constatado que la diversidad genética de los neandertales era menor que la de los humanos modernos y que los genes que más han mutado en el ‘Homo’ actual son los relacionados con la pigmentación de la piel y el comportamiento, sobre todo la hiperactividad y la agresividad.
Estas son algunas de las conclusiones de un trabajo que dirige el paleogenetista Svante Pääbo, del Instituto de Antropología Evolutiva del Max Planck (Alemania), el cual se publica en la revista PNAS y ha contado con la participación de varias instituciones españolas.
Así, firman por parte española el equipo investigador de la cueva de El Sidrón (Asturias) de Carles Lalueza-Fox, Antonio Rosas, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y el arqueólogo Marco de la Rasilla, de la Universidad de Oviedo.
Para llegar a las conclusiones de este trabajo, los científicos secuenciaron el exoma -la parte del genoma que codifica para las proteínas- de dos neandertales, uno de la cueva de El Sidrón y otro de la cueva de Vindija (Croacia), y lo compararon con restos neandertales de Siberia y de un denisovano (Homo cuyo hallazgo se anunció en 2010 y cuyos restos también fueron hallados en Siberia).
Los investigadores comprobaron que los neandertales tenían menor diversidad genética que los humanos actuales, lo que pone de manifiesto, según Antonio Rosas, un menor número de recursos evolutivos para adaptarse a los cambios: “una posible pérdida de adaptabilidad”.
Otra verificación importante es que los neandertales estaban organizados en pequeños grupos y dispersos en el territorio.
Rosas explicó que a esta última conclusión se ha llegado gracias al estudio comparado de las dos copias de cada cromosoma.
“Se ha comprobado que en los neandertales las dos copias de un mismo gen en los dos cromosomas (heredados uno del padre y otro de la madre) son mucho más parecidas que en el humano actual, lo que indicaría endogamia y convivencia en pequeños grupos”.
Los paleobiólogos también apuntan a que entre los grupos de neandertales existe diversificación (los de Siberia son algo distintos a los que vivieron en la península Ibérica, por ejemplo).
Este trabajo, que firma en primer lugar Sergi Castellano (Max Planck), también aborda la identificación de los genes potencialmente responsables de los cambios físicos en la evolución.
La comparación de los exomas fósiles con los de varios humanos modernos de África, Europa y Asia muestra que el linaje común de denisovanos y neandertales acumuló un buen número de mutaciones en los genes que controlan la forma del esqueleto -cara, paladar, tórax-, distribución del pelo, metabolismo y sistema cardiovascular.
En la rama de los neandertales los cambios afectaron específicamente a los genes relacionados con la lordosis de la columna: Se sabe por estudios de anatomía comparada que los neandertales tenían una curvatura lumbar reducida.
Sin embargo, en la descendencia de los “Homo sapiens” las mutaciones genéticas se concentran en ciertos genes vinculados al comportamiento y la pigmentación de la piel: “En este último caso los cambios pueden estar relacionados con las diferencias en la pigmentación de la piel de las poblaciones actuales”, según Rosas.
En cuanto al comportamiento, el hombre moderno tiene de manera exclusiva unas mutaciones genéticas que han hecho cambiar su actividad y agresividad, pero no se sabe si a más o a menos.
Para Rosas, este estudio “por primera vez pone nombre, aunque aún no apellido, a la base genética de los cambios en la anatomía y el comportamiento producidos en los procesos evolutivos”.