118 jinetes y caballos de paso de Loja, El Oro y Perú participaron en el desfile. Foto: Lineida Castillo / El Comercio
Carreras de caballos criollos y mestizos, cabalgatas, ordeño de cabras, comparsas y venta de artesanías y comida típica fueron parte de la Feria Agropecuaria Zapotillo 2019. Las familias y turistas disfrutaron de cuatro días de celebración.
El cantón Zapotillo está ubicado en el límite con Perú. Por esa cercanía, este evento organizado por el Municipio recibe delegaciones de Tumbes, Piura, Lambayeque y Cajamarca.
Este año arribaron 159 peruanos, entre autoridades, emprendedores turísticos, artesanos y ganaderos, quienes participaron de todos los eventos.
Según el alcalde de Zapotillo, Efrén Vidal, es un espacio para vivir la interculturalidad. Esta edición empezó el jueves pasado con el pregón cultural de las parroquias, asociaciones de agricultores y capricultores e instituciones públicas y privadas. Presentaron carros alegóricos adornados con productos de la zona como maíz, cebolla, arroz y frutas.
Esa noche, Stephanie Vidal fue elegida Reina de la decimotercera feria agropecuaria. Los concursos se cumplieron en el sector de la quebrada de Querecotillo.
El viernes pasado fueron los concursos de Mejor Mazorca, Gavilla de Arroz y Cebolla más pesada. En Querecotillo se ubicaron puestos para la venta de comida típica, como el chivo al hueco y el caldo de gallina criolla. También, de dulces y lácteos elaborados con leche de chiva.
El sábado y el domingo fueron los días de mayor movimiento turístico, por la participación de ganaderos de los cantones de Loja y El Oro. El sábado, más de 80 campesinos participaron con sus mejores ejemplares en el concurso de la mejor cabra lechera criolla y de la mejorada.
El grupo Tierra Mía de Zapotillo alegró a los presentes con su folclor indígena. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
El sol fue intenso y la temperatura superó los 25 grados centígrados. Decenas de familias se ubicaron alrededor de la quebrada, donde se improvisó un establo para el ordeño. Unos aplaudieron y otros hicieron barras a sus favoritos.
El primer lugar fue para Wilson Vera con su cabra criolla, que durante el ordeño dio 1,7 litros de leche. El segundo lugar fue para Héctor Castillo, quien logró 1,3 litros.
“En esta fiesta se resalta nuestro trabajo y el esfuerzo que hay detrás de la crianza de chivos”, dijo Vera, quien ganó USD 150 de incentivo económico. Para amenizar este concurso se presentó el grupo de danza Tierra Mía de Zapotillo. 10 jóvenes resaltaron el folclor campesino, que existe en torno a la siembra y cosecha de maíz y arroz, y de la crianza de ganado caprino, cuya carne es el principal ingrediente de la gastronomía de Zapotillo.
El domingo se cumplió la tradicional cabalgata con 118 jinetes y caballos de paso, provenientes de los cantones lojanos de Macará, Celica, Pindal, Sozoranga, Catacocha y Zapotillo. También de Arenillas, Marcabelí, Santa Rosa y Machala (El Oro).
Antes hubo un desfile encabezado por las principales autoridades del cantón y del vecino país de Perú, y las reinas de Zapotillo. El recorrido partió desde el parque de La Madre, en el centro de la ciudad, hasta la quebrada de Querecotillo.
En este lugar, los jinetes -hombres y mujeres- hicieron sus demostraciones de caracoleo. Julio Gonzaga, de 55 años, trajo seis ejemplares de su hacienda El Pedregal de Arenillas. Fue el ganador.
El objetivo es competir por el honor de la hacienda, lucirse para ganar reconocimientos y vivir las expresiones propias de los campesinos, dijo Gonzaga. Esas demostraciones alegraron a los presentes.
Los jinetes lucieron con elegancia el traje típico del ganadero costeño: camisa y pantalón blancos, pañuelo al cuello y sombrero de cuero o de paja toquilla para protegerse del sol.
Los jinetes demostraron sus destrezas en la monta e hicieron piruetas en medio de los aplausos del público. Al final triunfó quien permaneció más tiempo sobre el animal haciendo las destrezas especiales y ruedos.
Después de esta presentación se realizó la carrera de burros y de caballos, y en estas competencias hubo apuestas entre los ganaderos.