Un bocadito montuvio de venta en la calle

Orlando Mendoza oferta este bocado de almidón de yuca en Santo Domingo.

Orlando Mendoza oferta este bocado de almidón de yuca en Santo Domingo.

Orlando Mendoza oferta este bocado de almidón de yuca en Santo Domingo. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO

El olor a pan horneado se percibe a kilómetros de distancia en las vías de acceso a Manabí. Cerca de los rompevelocidades de cada pueblo son infaltables los comerciantes de pan de yuca que dotados de hornos industriales y artesanales elaboran este aperitivo como una tradición de los montuvios.

Los conductores que viajan a la tierra manabita detienen la marcha de sus autos para degustar este bocado que se prepara en negocios improvisados en los márgenes de las vías. También, hay familias montuvias que los venden en canastos artesanales que los llevan bajo sus brazos.

En el interior de esos recipientes mantienen el producto caliente gracias a los folios de papel periódico que adecúan para mantener el pan en buenas condiciones. La preparación de este aperitivo vincula cada día a los montuvios manabitas. No hay datos de cuántos están inmersos en esta actividad, pero ya es considerada una labor informal que encontró su nicho en la zona rural de esa provincia.

Fue un negocio que saltó de una tradición que solo se reducía al entorno familiar. Antes se construían hornos de barro para preparar los platos de la comida típica montuvia y esa labor necesariamente debían hacerla a la intemperie.

En medio de esas tareas se les ocurrió que en las calles podían encontrar una oportunidad para vender aperitivos, cuenta Orlando Mendoza. Su familia empezó de esa forma a vender pan y dulces manabitas en su natal Chone. Pero él incursionó hace 20 años en la venta del pan de yuca, siguiendo la tradición.

El producto lo vende en las vías de ingreso al cantón Chone y también en Santo Domingo de los Tsáchilas. Su negocio aparece día a día en las veredas donde monta una carpa bajo la cual tiene un horno de cuatro quemadores.

Ahí el pan de yuca se hornea de lunes a viernes y tan pronto está listo, sale a las calles. El bocado tiene la presentación de una bola pálida que cabe en toda la mano. Cuando está bien caliente es suave, pero a medida que se enfría se torna sólido.

No siempre tuvo esa presentación redonda, pues hasta hace unos 10 años era horizontal y menos ‘inflado’, explica la comerciante Magali Medranda. La presentación de antes fue un ensayo que salió para el consumo en las casas, pero se dieron cuenta que para el comercio debía tener un aspecto llamativo, más fácil de preparar y comercializar.

Entonces encontraron una inspiración en los ‘huevitos de oro’, que también tienen fama en las calles por su masa rellena con azúcar. Aunque John Zambrano, oriundo de Calceta, sí prepara el pan de yuca de forma horizontal. Una de las razones, dice, es porque es más pequeño y con ese aspecto se puede saborear mucho mejor la sazón.

El queso manabita, uno de los ingredientes, se derrite y se convierte en una masa flexible que al contacto con el paladar deja una sensación agradable que provoca pedir una porción adicional, explica el vendedor.

Los montuvios prefieren no revelar sus secretos con los que elaboran este bocado tradicional. Lo que sí cuentan es que para que adquiera ese aspecto voluminoso es necesario el polvo de hornear y un poco de levadura. El almidón de yuca, el queso, la sal y los huevos también son parte de los ingredientes; cada uno le agrega un toque especial.

En los locales que se encuentran en los costados de las vías es esencial ser inmediatos. Para eso, el horno debe estar al tope de su temperatura, pues en menos de 15 minutos el pan debe estar en las calles, para el deleite de los conductores.

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