Leonor Cabrera, de 53 años, es partera desde hace tres décadas. Ella prepara infusiones para las embarazadas y cremas para los golpes. También hace limpias a los niños. Foto: Lineida Castillo/EL COMERCIO
Las poblaciones indígenas de los cantones azuayos de Nabón y Oña emplean la medicina natural para tratar sus enfermedades. Ellos acceden a los servicios de 35 promotores que forman parte de la Red de Agentes de Medicina Ancestral, que es reconocida por el Ministerio de Salud.
El proyecto empezó en el 2007 con la intención de acercarse a las parteras, quienes atendían a las embarazadas indígenas en sus casas, y así disminuir las muertes maternas que en esta población.
Posteriormente, se incluyó a sobadores, hierbateros y curanderos en las charlas, talleres y cursos de capacitación sobre parto humanizado, masajes, acupuntura, magnetoterapia, digitopuntura y fitoterapia. Los cursos fueron impulsados por ese Ministerio.
Según Julio Torres, médico del Centro de Salud de Nabón y coordinador de la Red, desde hace dos años no se han registrado muertes maternas en los dos cantones.
En el 2018 se atendieron 88 partos en libre posición con comadrona y médicos. En el 2007, el 55% de las mujeres moría dando a luz en esta zona, según datos del Ministerio.
Leonor Cabrera, de 53 años, es una de las parteras más reconocidas de Nabón. Desde que empezó en esta actividad –hace 30 años– ha atendido 112 partos. Al principio solo lo hacía en las casas, pero desde hace 10 años atiende en el centro de salud de Nabón. Allí acondicionaron las salas para el parto humanizado o vertical.
“Con este trabajo conjunto dejamos de ser perseguidas y rescatamos y compartimos nuestros saberes ancestrales que están en las plantas, infusiones, la energía de nuestras manos y el contacto con la naturaleza”, dijo Cabrera.
Los médicos enseñan a las comadronas a identificar las alertas de otras enfermedades. Por ejemplo, que el dolor de cabeza continuo podría deberse a una hipertensión, el color intenso de la orina a infección de las vías urinarias y el sangrado a la ruptura de membranas o de la placenta.
La Red de Medicina Ancestral se reúne dos veces al mes. La primera cita se cumple el segundo martes de cada mes con médicos y embarazadas. Se comparten experiencias y cuidados durante y después de la etapa de gestación.
La otra se efectúa en el segundo jueves de cada mes, en el mismo Centro de Salud de Nabón y es con los médicos.
Florinda Morocho integra esta red y asiste a las dos convocatorias. Está motivada porque aprenden a elaborar cremas caseras y jarabes con las hierbas que cultivan en las huertas. Con eso tratan dolencias y enfermedades leves.
Para esto disponen de un laboratorio en el mismo centro de salud. Ese espacio también es utilizado para preparar las infusiones, que beben las mujeres durante las labores de parto para abrigarse y ayudar en las contracciones.