Los artesanos indígenas de Guaranda bordan su ropa

Martina Guzmán, viceprefecta de Bolívar, es una de las clientes de Elsa Tenelema. Foto: Modesto Moreta/ EL COMERCIO.

Martina Guzmán, viceprefecta de Bolívar, es una de las clientes de Elsa Tenelema. Foto: Modesto Moreta/ EL COMERCIO.

Elsa Tenelema trabaja en la confección de los rebozos en su maquina de coser. Foto: Modesto Moreta/ EL COMERCIO.

Las telas de color rojo, verde, negro, blanco, fucsia, amarillo y azul abundan en la casa de Elsa Tenelema.  La mujer, de 55 años, instaló en una de las tres habitaciones de la vivienda el taller artesanal donde borda los rebozos de las comunidades indígenas de la provincia de Bolívar.

Esta prenda cubre la espalda y parte del torso de las mujeres de su comunidad Vinchóa Grande, ubicada a 5 minutos del cantón Guaranda, en Bolívar. A este sitio se ingresa por la vía Ambato-Guaranda y se toma un desvío a la derecha.

En la comunidad es el único taller que aún mantiene esta tradición del tejido elaborado a mano y en máquina de coser.

Tenelema explica que el rebozo es sujetado con un tupo o prendedor de plata. La vestimenta se complementa con una blusa blanca con bordados, el anaco, la chumbi o faja ajustada a la cintura y el sombrero blanco con cinta negra o de colores. La prenda rectangular es decorada por los artesanos con hilos brillantes.

Ellos dan forma a los animales, la naturaleza, el agua, aves, la Chuquirahua o flor andina y las hojas de las plantas. También está el arco iris. “Cuando tenemos mucho trabajo, hacemos los bordados con una máquina de coser, caso contrario todo es a mano usando una aguja con hilos de colores”.

Hace dos años, Tenelema comenzó a estilizar esta prenda de vestir, especialmente para atraer a los jóvenes; pese a los cambios, estas no perdieron la esencia andina y la identidad del pueblo Guaranga, representado por los colores vivos, los animales y la naturaleza.

Martina Guzmán, viceprefecta de Bolívar, es una de las clientes de Elsa Tenelema. Foto: Modesto Moreta/ EL COMERCIO.

Con el apoyo de su familia trabajan en la recuperación de la vestimenta indígena, ya que los niños y jóvenes poco a poco dejaron de usar en las comunidades. “Con los cambios y la campaña iniciada por la Viceprefectura, nuevamente utilizan la vestimenta. Ahora sienten orgullo por nuestra cultura”, dice Tenelema.

Los conocimientos de este arte los aprendió de su suegro Manuel Chimbolema, quien era uno de los reconocidos artesanos de la zona.

Cuando sus clientes solicitan las telas tejidas en telares con lana de borrego, Tenelema viaja a Salasaka para comprar estas prendas, luego son adornadas con las figuras o solo utilizan el paño, que es más económico. “Antes los taitas de la comunidad tejían en los telares con el hilo de borrego, pero estos saberes se perdieron con el tiempo”

Cuenta que la vestimenta en todas las comunidades como Vinchóa Grande, Tulapungo, Castillo, Palta, Vinchóa Chaquishka o Chivo Uku es similar; lo que les diferencia es el sombrero blanco que lleva una cinta negra, otros tienen colores o el negro cruzado en cruz.

Su hijo Isaías Chimbolema, de 25 años, trabaja en las artesanías hace 10 años. Cuenta que sus padres le transmitieron todos los conocimientos indígenas. “Nuestra vestimenta se identifica con la naturaleza, por eso está lleno de animales, flores y el arco iris”. Los sábados a las 06:00 salen a la feria del mercado 10 de Noviembre para vender a sus clientes.

Martina Guzmán, viceprefecta de Bolívar, impulsa el programa para que la vestimenta de las comunas esté vigente en los niños y jóvenes.

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