Los habitantes del cantón Paltas llevan 17 años enfrentando la sequía, propia de este territorio, con un modelo que rescata los saberes ancestrales de sus aborígenes: la siembra del agua.
Paltas está ubicado a 85 kilómetros de Loja y lleva este nombre porque aquí se asentó la etnia preincaica Palta. Este cantón -como sus vecinos fronterizos- reciben la influencia del desierto peruano de Sechura.
Los suelos son secos y llueve poco al año. Según un estudio del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, el 66% de la cuenca hídrica -la más importante es la Reserva de Pisaca– tiene una exposición alta y media a la sequía.
Esto significaba, hasta antes del 2005, que la mayor parte del tiempo había escasez del líquido vital “y los campesinos sufríamos porque tampoco se podían cultivar las tierras, comentó José Cajamarca, un habitante de Catacocha.
Por las características del suelo seco y pedregoso, en esta zona siembran maíz, maní y ataco, principalmente. No obstante, para aprovechar el poco recurso hídrico proveniente de las lluvias, allí se construyeron albarradas, tajamares y lagunas artificiales.
Según los registros históricos, es el mismo modelo que adaptaron los paltas al ecosistema de bosque seco y al clima de la zona. El objetivo era captar y almacenar el agua de esos aguaceros para todo el año y desarrollar la agricultura.
¿Cómo funciona esta técnica ancestral?
Todo empieza con las lluvias en las cuencas hídricas, explica Marco Albarracín, investigador de la Universidad Politécnica Salesiana. Ese líquido, que baja por las vertientes y quebradas, es represado en los tajamares.
Se trata de muros o barreras de piedras que tienen la función de reducir la velocidad del líquido, lo represan y evitan su pérdida. Parte importante de este recurso va a los pilancones, que son los estanques construidos por los habitantes.
Esto permite que el agua se sature en el subsuelo por la infiltración. En los largos meses de verano, el líquido se va soltando por las escorrentías y vertientes, para que no se queden secas. De este modo hay ahorro y manejo adecuado del recurso hídrico, indica Albarracín.
Los pilancones captan y distribuyen el agua mediante los sistemas para consumo humano y actividades agrícolas. El resultado de esta técnica es que hay un buen manejo y sufrimos menos por la sequía. Así lo asegura Josefina Rosales, agricultora de la localidad.
Ella recuerda que antes, la mayor parte del año no tenían el líquido vital para las necesidades básicas de alimentación y aseo, menos para cultivar las tierras. La razón era que solo se aprovechaban las escasas lluvias del año.
Mejoras para la agricultura
Esta iniciativa ciudadana tuvo el apoyo del municipio local y del Proyecto de Reducción de la Pobreza y Desarrollo Rural (Prolocal). Se ha ejecutado por fases y hay más de 150 lagunas artificiales en las zonas estratégicas, señala el alcalde, Jorge Luis Feijoó.
Son más de 6 800 personas beneficiarias de forma directa y 13 000 indirectas de las zonas rurales de Guanchuro, Ayuma, Santa Marianita, San Pedro Mártir, Tundunda, San Isidro, Pisaca, Jatumpamba, entre otras comunidades.
Allí los campesinos han desarrollado las “huertas de los paltas” con buenos resultados en las cosechas. En las zonas bajas se introdujo el sistema de terrazas hundidas, que permite la saturación de humedad de los pisos en invierno para sobre ellas cultivar en verano.
Además, este sistema le ha dado a Paltas una mejor notoriedad paisajística, agrícola y de protección a la flora y fauna. El Municipio obtuvo el primer lugar como mejor proyecto de rescate de saberes ancestrales de la Unesco.
Una investigación
La Reserva Pisaca es la más importante cuenca hídrica de Paltas y fue declarada Sitio Demostrativo de Ecohidrología por la Unesco, debido al rescate de los saberes ancestrales. Es la primera de esta categoría en Ecuador y la séptima de América Latina.
Con este reconocimiento forma parte de la Red Internacional de Sitios Demostrativos de saberes ancestrales en el buen uso del agua. Para Albarracín, esto permite mostrar al mundo la riqueza de la cultura ancestral Palta.
Hace dos semanas, los investigadores de la Unesco, la Universidad Técnica Particular de Loja y de la Fundación Naturaleza Internacional visitaron esta reserva, para desarrollar nuevos estudios.
Riqueza
Con este manejo del agua, los agricultores de Paltas han mejorado la producción de maíz, maní, mangos, zarandaja y chirimoya para la venta en el mercado.
Los paltas vivieron en este territorio entre 900 y 1470 d.C. Según las investigaciones realizadas, con la siembra del agua potenciaron la agricultura para el intercambio.
Algunos campesinos se organizaron y han desarrollado pequeños y focalizados sistemas de riego para beneficio comunitario.
La reserva de Pisaca tiene 3 500 hectáreas con remanente de bosque seco montano. Es un área frágil donde habitan aves como la perdiz, chilalo, pico macareño y el puma americano. En flora predomina el faique, arabisco y el vainillo.
Otras cuencas hídricas menores están en las parroquias Cangonamá, Casanga, Guachanamá, Lauro Guerero, Orianga, San Antonio y Yamana.