El plástico está presente en todos los rincones del mundo y el organismo de las iguanas marinas de Galápagos no es la excepción. Estos animales, emblemáticos del archipiélago, viven en hábitats cubiertos por este material e incluso lo están consumiendo.
Los resultados preliminares de una nueva investigación desarrollada en cuatro islas y nueve puntos aislados uno del otro revelan que el plástico sigue llegando a Galápagos y está en contacto con su fauna. En este caso, se escogió a las iguanas para medir su impacto, ya que son especies indicadoras de la salud de los ecosistemas.
Juan Pablo Muñoz-Pérez, profesor investigador de la Universidad San Francisco de Quito campus Galápagos, explica que estos animales pasan toda su vida en un solo lugar. Al estudiarlas, se puede conocer qué pasa en estos sitios.
Además, en una investigación previa liderada por Jen S.Jones, de la Universidad de Exeter y Galapagos Conservation Trust, se halló que 27 especies de fauna estaban en riesgo por la contaminación plástica. Entre estas, la situación de las iguanas marinas era una de las que más preocupaba.
Muñoz-Pérez explica que los resultados de ese estudio, que fueron obtenidos mediante modelos de escritorio, motivaron a los investigadores a ir al campo para evidenciar lo que estaba ocurriendo.
Para la nueva investigación, que es parte de la tesis de doctorado de Muñoz-Pérez, se fijaron dos objetivos. Por un lado, conocer si las iguanas ingieren el plástico y si este afecta su salud y, por otro, saber si la abundancia de la contaminación en cada sitio de estudio estaba afectando la probabilidad de ingestión y exposición.
Para ello, los investigadores capturaron 10 especímenes en cada sitio y colectaron sus heces. También contabilizaron cuánto macro plástico estaba en la costa y la cantidad de micro plástico en el agua, en la arena y en las algas, que son la comida de las iguanas.
El análisis del excremento reveló que 75 objetos sintéticos estaban presentes en las muestras. Entre uno y cuatro de estos se encontraban en cada iguana. En el único lugar que no se hallaron estos objetos sintéticos fue en isla Lobos, en San Cristóbal.
De las 84 iguanas analizadas, 35 de estas tenían microplásticos. El tipo más común fue una fibra que se relaciona con el algodón de la ropa. El segundo fue el nailon probablemente asociado a los equipos de pesca. También se halló poliéster, relacionado con prendas o artes de pesca, y polietileno que se asocia con la basura degradada que arriba a las playas.
Muñoz dice que las iguanas ingieren este microplástico a través de su alimento. Este material llega a las algas y después ingresa a los organismos de los animales. Por otro lado, en 78 iguanas se llevó a cabo otro procedimiento para determinar las concentraciones.
En este se evidenció que el polipropileno era el plástico predominante, detectado en 44 iguanas, seguido por el polietileno, que se encontró en 30 especímenes. Muñoz-Pérez dice que esta investigación muestra que, hasta el momento, el plástico no está afectando la salud de las iguanas.