La comunidad de Pijal, en la parroquia González Suárez de Otavalo, lanzó un proyecto de turismo comunitario. Purinkichu, que significa viajero o caminante, busca brindar servicios turísticos para ecuatorianos y extranjeros con guías nativos y con una experiencia más vivencial.
Un recorrido para conocer los encantos naturales de la comunidad La Esperanza, situada en los páramos de Colta, es uno de los atractivos turísticos más promocionados de Chimborazo.
La comunidad de Yunguilla, ubicada a 23 kilómetros de Quito por la vía Calacalí- La Independencia, cambió su modelo económico hacia uno sustentable, que determinó el cuidado del bosque nublado Quiteño.
Son agricultores, artistas, artesanos y conocedores de las costumbres ancestrales. Estos 11 emprendedores de Chilca Totora aprovecharon sus habilidades para unirse y crear el Centro de Turismo Comunitario Sumag Sisa (Bonita Flor).
En el valle de Íntag se asientan comunidades que se dedican principalmente al turismo comunitario. A tres horas y media de Quito está la comunidad San José de Magdalena. Allí se encuentra la Corporación Talleres del Gran Valle, que se dedica a actividades productivas lideradas por mujeres desde hace 10 años, según Carmen Rodríguez, coordinadora de esta asociación.
Ayampe es un paraíso para los surfistas. Así lo describe José Barba, presidente del Comité Promejoras de esta localidad manabita. La comunidad alberga cerca de 400 personas, locales en su mayoría, y una pequeña parte de extranjeros que han llegado para disfrutar de este rincón de paz.
Una ruta para descubrir el encanto de las comunidades indígenas de Cacha es el nuevo producto del Centro de Turismo Comunitario Pucará Tambo. El recorrido llega a seis comunidades de esa parroquia, situada a 20 minutos de Riobamba.
Sobre la proa de una canoa, un hombre viaja observando los atractivos del río Cayapas, mientras una mujer rema para llegar al pequeño puerto de la comunidad de Santa Rosa. A lo largo del afluente, mujeres indígenas lavan su ropa mientras las embarcaciones de madera se acercan a las casas.
La escalada en muros de piedra, el ciclismo por senderos naturales y las cabalgatas por los páramos son algunas de las nuevas ofertas turísticas que se promocionan en Guano. El Municipio impulsa estas actividades de aventura que se ofrecen en el cantón de Chimborazo para atraer un nuevo tipo de turistas, que les guste lo extremo y la naturaleza.
Los pies de Rosalina Cerda y Hugo Andi conocen bien las riberas del río Yani. Pueden bajar corriendo entre las rocas y caminar por el sendero, aguas arriba, guiando a los turistas que recorren parte de las 120 hectáreas del bosque que ellos y su familia protegen.
Durante 10 años la asociación Sumak Pacha ha trabajado con los objetivos de promover la cultura y preservar sus tradiciones a través del servicio de turismo.
En una calurosa tarde de verano, Johanna Miranda recorrió a pie más de un kilómetro del río Yani (color verde en español), aguas arriba, para llegar a la laguna Escondida.
La riqueza cultural ecuatoriana es el atractivo principal que invita a experimentar en los proyectos de turismo comunitario que se desarrollan en el país. Cerca de Quito existen cinco propuestas que, además de ser económicas, permiten disfrutar de diversos paisajes naturales y también compartir junto a sus pobladores.
Las comunidades indígenas de Chimborazo son una opción para estas vacaciones. La comida típica, el hospedaje en cabañas tradicionales y la convivencia con los comuneros son los puntales del turismo comunitario en la provincia.
Hace más de una década comenzó el turismo comunitario en el cantón lojano de Saraguro. Su filosofía es respetar la naturaleza, valorar el patrimonio y fortalecer costumbres y tradiciones.
La comunidad indígena de Ñamarín es una vitrina para conocer las tradiciones de los saraguros. Allí, 18 familias impulsan -desde hace 12 años- el turismo comunitario y tienen buenos resultados.
Para promocionar la riqueza cultural del Austro, cinco organizaciones comunitarias y de economía solidaria se juntaron y fundaron, el 2 de septiembre del 2005, en la parroquia rural azuaya de San Joaquín, la empresa Pakariñan. Su nombre se deriva de la combinación de las palabras kichwas pakarina y ñan, que en castellano se traducen como Camino del Amanecer.
Proteger áreas donde la biodiversidad se encuentra amenazada, sobre todo las aves, es uno de los objetivos de la Fundación Jocotoco. La organización está trabajando, actualmente, con dos poblaciones: Píntag y Ayampe.
Un paisaje de altura es cómo se puede describir a un páramo. En este se puede encontrar fauna y flora nativas cobijadas por una fuerte ventisca fría. Estas son algunas de las características y elementos que se encuentran en uno de los ecosistemas más ricos de la región Sierra.
El aroma del palo santo, que se emplea en un ritual kichwa, atrapa a los turistas. Algo similar ocurre con los cánticos dedicados a la naturaleza y a los espíritus de los ancestros que entona Guillermo Santillán.