Los visitantes desarrollan actividades que forman parte del día a día de las personas que viven en la comunidad. Foto: cortesía
Durante 10 años la asociación Sumak Pacha ha trabajado con los objetivos de promover la cultura y preservar sus tradiciones a través del servicio de turismo.
La asociación cuenta con 13 familias Kayambis que se encuentran en Pijal. “Estamos al límite con los otavalos”, contó Antonio Maldonado, administrador de la asociación de turismo rural y comunitario de Pijal Bajo Sumak Pacha.
Su cercanía con el Lago San Pablo les ha convertido en una parada imperdible para turistas que quieren vivir una experiencia cultural completa.
El servicio que ofrecen incluye alojamiento, comida típica, paseos en bicicleta o caminatas, shamanismo, visitas rituales a vertientes y ferias de venta de artesanías.
Maldonado explicó que cada familia tiene entre dos y cuatro camas en sus hogares para recibir a los turistas.
Un alojamiento en familias es la forma de entender una cultura. “Nosotros hacemos una comida comunitaria cuando llegan (los turistas) y luego se van con cada familia”, dijo Maldonado.
Para recibirles, la comunidad se ha capacitado en áreas de servicio y turismo. Así han desarrollado actividades para cada grupo.
En las casas de acogida los turistas aprenden diferentes tipos de bordados en camisa, gafetes, manteles.
Si los grupos son de más de 20 personas, se trabaja en talleres para capacitar a los extranjeros en el uso y aplicaciones de la totora. Con este producto elaboran adornos para la venta o también llaveros y formas de animales andinos como los llamingos.
Una de las actividades que se realiza con las familias y que más llama la atención de turistas extranjeros es la posibilidad de aprender kichwa.
Maldonado señaló que depende del tiempo que se hospeden los visitantes, pero en su mayoría se les enseña a saludar, despedirse y contar.
La alimentación que reciben es muy similar a la del día a día de las familias, pero se preparan platos especiales para la bienvenida. “Ofrecemos comida típica con productos propios y orgánicos que vienen de nuestra tierra”. El menú puede incluir chuchuca, arroz de cebada, colada de habas, colada de trigo, choclo, mellocos, queso y chuletas de pollo o carne.
En las cenas se realizan demostraciones del Inti Raymi o se hacen noches culturales. Estas consisten en bailes con música y trajes típicos. También se junta al grupo alrededor de una fogata para servir bebidas como el canelazo.
Los paseos son los más apetecidos por la cercanía con lugares como el lago San Pablo, Cuicocha y Mojanda, así como los recorridos a sitios sagrados. “Hacemos un baño ritual en la vertiente a Pangora o Gallo Pgyo. Es un refuerzo espiritual para una persona con escasas energías”, recordó Maldonado.