Siempre estamos de vuelta; así, no ha de extrañarnos esta expresión nuestra que abochornaba a viejos puristas: ‘vamos a volver’, porque vamos dispuestos al regreso. Y si, gracias a la ida, vivimos las gratísimas experiencias de conocer a gente estupendamente culta, abierta a toda conversación, dispuesta a compartir autores, libros, discos, direcciones, entusiasmos, experiencias, amigos, sueños, sentimos que nada es mejor; que sabiduría es mucho más que erudición, aunque también; más que memoria, y también; más que bondad y simpatía. Sabiduría es poesía, creatividad, búsqueda -de justicia y belleza. El regreso nos permite entregar algo de lo mucho recibido.
‘Ir a volver’ supone participar: y, a propósito, esta bella copla de Machado:
“Moneda que está en la mano / tal vez se deba guardar / La monedita del alma / se pierde, si no se da”.
En México D.F., entre el 21 y el 27 de noviembre, tuvo lugar el XV Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua que hoy reúne a 22 corporaciones y pronto, a 23 y 24: hace 301 años, se fundó la Real Academia Española; 157 años más tarde, luego de tantos avatares independentistas, nacieron la Academia Colombiana, en 1871 y la Ecuatoriana, segunda en América… Entre las últimas décadas del siglo XIX y el XX, surgieron todas las demás, hasta la Norteamericana, en 1973. A todas se añadirán pronto la Academia Ecuatoguineana y la Academia Sefardí o Judeoespañola de la Lengua… Todo, por preservar la unidad de nuestro idioma, fomentar el conocimiento y la fraternidad entre 500 millones de hablantes que vivimos la gracia de reconocernos en la palabra de los otros.
El programa fue nutrido: largas y fructíferas reuniones de trabajo, nuevos planes de acción panhispánica dadas las enormes posibilidades que procura el milagro de la red; búsqueda de apoyos estatales para las Academias que no los tienen, en fin… El Congreso se inauguró en el maravilloso Palacio de Bellas Artes; diversas sesiones tuvieron lugar en el hermoso edificio ajardinado del Fondo de Cultura Económica y en el Colegio de México. Se habló de las nuevas características de nuestro diccionario general que recibe más de 40 millones de consultas mensuales en red y tiene infinita capacidad de registro lexicográfico. Se reorganizará la Escuela de Lexicografía Hispánica que, desde Madrid, procura salvar el terrible escollo de la falta de estudios lingüísticos y lexicográficos en nuestras universidades. Las universidades ecuatorianas, en este aspecto, lo constatamos con dolor, son perfectamente analfabetas.
Se presentaron ponencias y mociones. Nuestro prosecretario, el embajador Francisco Proaño, habló de indigenismo y neoindigenismo en el Ecuador, y yo llevé un trabajo sobre el académico y poeta Julio Pazos, para que su poetizar, expresivo de nuestra cotidianidad, traduzca a los demás, desde el alma, cuanto vivimos y hacemos; cuanto amamos y somos…