Las redes estallan en críticas sornas y virulentas contra el mural del español Okuda San Miguel en la 24 de Mayo, en Quito. Me pregunto si es el contenido en sí leído a trozos y descontextualizado, si el pikachú, por señalar un “trozo”, personaje que se introdujo desde hace tiempo en nuestro imaginario. O es que se trata de reclamar escenas heroicas bicentenarias, en vez de cuestionar -si es el caso- estas mismas “heroicidades” llenas de contradicciones y exclusiones.
¿Nos estorba quizás el estallido de color en prístinos e impolutos centros históricos cuando del neopop se trata? ¿O quizás la “herida” que se provoca a un espacio patrimonial que la audiencia tradicional cree debe mantenerse inalterado aunque las ciudades cambien incesantemente con el pulso del tiempo?
La dificultad del público en procesar la irrupción del arte contemporáneo en lugares visibles llama la atención: es un ejercicio que se hace desde los años 60 del siglo XX. Hay el manido comentario nacionalista: “debíamos haber contratado artistas locales”, cuando el proyecto de 19 murales cuenta con 15 ecuatorianos, seleccionados por concurso público. ¿Y qué si la mitad fuesen buenos artistas del mundo, además financiados por instituciones amigas como es el caso de Okuda? Cuando de proyectos culturales se trata, los mismos actores cuestionamos el gasto, nos autoboicoteamos. ¡Cuánta incapacidad por revelarnos como gremio, por valorar nuestro trabajo de reflexión y reacción social!
Es interesante observarnos como público consumidor. ¿Qué ocultan nuestros comentarios? ¿Provincianismos persistentes? ¿Incapacidad por cuestionar la tradición cívica y creer que todo está dicho porque así nos lo impusieron los patriarcas hace 200 años? ¿Falta de crítica seria y frontal frente al hecho cultural y artístico? ¿Pereza y desidia por informarnos bien antes de echar por redes comentarios que en nada suman?
Bienvenido el proyecto municipal CaminAarte, que desplegará obra entre la 24 de mayo y la Cima de la Libertad, si este nos obliga a reflexionar y explorarnos críticamente.