La dinámica de un caramanchel -caja usada por personas ambulantes con chucherías para vender- es lo más parecido al intercambio de gestiones y confrontaciones en que se ha convertido la política ecuatoriana. El recuento no es para menores de edad, siguiendo el Pacto de San José que censura ciertos espectáculos para ellos. Caído el telón de un teatro con obras aburridas, el presidente de la República y el ex mandatario anterior distraen al auditorio con una polémica -dimes y diretes- sobre situaciones escabrosas del ámbito familiar.
Por su parte, los asambleístas de oposición y alguno independiente o indiferente, elegidos para cuatro años sin oxigenación de medio tiempo -están deschavetados por destituir a la Presidenta de la Asamblea gracias a una intercepción delictiva de una conversación telefónica con la ministra de Gobierno.
Un “WikiLeaks” criollo, según el modelo Assange. Se desconoce si se trató de un tema de seguridad nacional; o, todo lo contrario, era una conversación privada entre funcionarias sobre tácticas para evitar que el Congreso estudie la posibilidad de juicio al Primer mandatario; además, destituir a la Presidenta del Parlamento cuyo periodo fenece en mayo. Se descarta si la expresión de la conductora de la asamblea respecto de alguna bancada sea verdad o un mero insulto de ocasión. Otra pugna fue por el nombramiento del fiscal sustituto. El supuesto vacío legal dio lugar a que se presenten propuestas, algunas de las cuales pueden ser calificadas como propias de enfermos idiotas.
José Hernández en 4 pelagatos toma una fotografía del país truculenta que es muy difícil no compartir: “en este punto, el presidente es un manojo de escollos: rehén del pasado correísta, rehén de su aliado socialcristiano, rehén de circunstancias adversas, rehén de la ceguera de muchos grupos empresariales que carecen de un diseño de país, rehén de esta guerra ciega en la cual Correa se mete en su cama y Moreno con amores clandestinos”.
Otra vez hay que prohibir a los menores el espectáculo. Deben agregarse a esta parodia, la labor de los asesores de las figuras electorales y de los auto candidatos para el 2021. Estos “estrategas” pueden hacer mucho daño.
Un pueblo mal informado y peor guiado en sus afanes políticos resulta cómplice de los desastres democráticos que produzcan esos “sabios de la Grecia”. Por eso, así como en el pasado electoral de la república se excluyó alguna vez a los analfabetos, en esta ocasión los juristas deben elaborar una fórmula para impedir una nueva participación de los candidatos que reinciden sin ningún resultado respetable. Se asemejan a las amebas que solo causan confusión en el electorado, afectan a los escrutinios y hasta los sistemas computaciones de las contabilidades finales. La prueba a los ciudadanos para votar por miembros desconocidos en la vida pública para integrar un organismo que tampoco conocen fue suficiente.