En la recta final del año en curso, las metas trazadas por el Ejecutivo -en cuanto a la recaudación de impuestos- difícilmente se podrán alcanzar. A inicios de año, las proyecciones oficiales apuntaban a obtener unos 14 000 millones de dólares. Hasta octubre, apenas se superan los 10 000 millones (sin incluir los montos obtenidos por la ley solidaria en beneficio de los afectados por el terremoto del 16 de abril), por lo que es bastante difícil que entre noviembre y diciembre se pueda alcanzar la meta prevista para el 2016.
Al realizar un vistazo de las cifras presentadas hace pocos días por las autoridades, entre enero y octubre se advierte que los cuatro principales tributos que sustentan la recaudación tributaria registran una caída en función de la meta trazada. Es decir, los ingresos por el impuesto a la renta (incluidos anticipos), al valor agregado, a los consumos especiales y la salida de divisas son menores de lo inicialmente previsto.
Pero no solo son estos. En los primeros diez meses también se advierten reducciones en las recaudaciones de otros impuestos como el que se aplica a los vehículos motorizados, el régimen impositivo (RISE) y hasta en las contribuciones al cáncer.
La caída en la recaudación del impuesto a la renta es un reflejo de que a las empresas no les ha ido bien este año. Las ventas han bajado y por lo tanto, el consumo también se reduce, lo que se deriva en una reducción del impuesto al valor agregado.
El Régimen trata de ser optimista en cuanto al crecimiento de las recaudaciones, al mencionar que en octubre se logró obtener un 4% en comparación con el mismo período del año pasado. Muchos apuestan a la temporada navideña, para ver si en algo se logra recuperar la falta de ingresos en un año complejo, producto de la menor actividad económica.
¿Qué se puede esperar para los próximos meses, para emprender en una reactivación productiva que beneficie la recaudación tributaria? Por ahora no hay nada a la vista que indique que habrá un cambio radical.