La libertad de expresión “es la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito
o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley”.
Es una manera de manifestar nuestras ideas y opiniones, pero esta no solo se usa para cuando nos encontramos con un problema grande o importante, sino que lo utilizamos día a día en nuestra vida cotidiana. La usamos cuando queremos dar nuestra opinión acerca de alguna película que hayamos visto, de algún libro que hayamos leído o simplemente para decir qué tal estuvo la clase de matemáticas. Tal vez no parezca tener un gran impacto el simple hecho de decir lo que pensamos, pero cuando en serio te empeñas a ser escuchado, esas palabras pueden llegar a tener una gran importancia.
Han existido momentos en los que nuestra única solución ha sido levantar la voz y sostener nuestras convicciones, por ejemplo, cuando Gandhi pidió de manera pacífica la descolonización de la India, cuando las mujeres pidieron el derecho al voto, o que se creara más igualdad entre las personas de piel diferentes colores.
¿Qué podemos concluir de eso? Que nuestras palabras tienen un impacto en nuestra sociedad que nosotros no podríamos imaginar. Sí, literalmente cada pequeña cosa que dices tiene un significado para cada persona que lo escucha, algunas podrían estar en desacuerdo por el simple hecho de creer que ellos están bien y tú no, pero en otras ocasiones podrías ilustrar a alguien o simplemente dejarlo pensado acerca del tema. Si nos diéramos cuenta de lo poderosas que son nuestras palabras podríamos cambiar muchas cosas. Tal vez de ahí la razón de por qué me gusta escribir: que a la persona que está leyendo mi texto llegue a sentir un impacto, un impulso que le dé el valor de hacer algo que nunca haría, o solo sacarle una dulce sonrisa.
Algo quiero dejar muy claro: no solo los otros nos quitan el derecho de expresión, hay veces que nuestras propias inseguridades restan importancia a nuestro criterio, por el simple hecho de temer a lo que opine la gente. Por eso, nunca debes ser silenciado.