La visita del presidente Moreno a su colega Trump, en Washington, despertó un explicable interés en el país. Una visita de esta naturaleza normalmente supone una detallada y larga preparación. La nueva política internacional ecuatoriana busca mejorar las relaciones con los Estados Unidos, venidas muy a menos a causa de los desvaríos antiimperialistas de Correa. Se produjeron visitas del vicepresidente y el Secretario de Estado norteamericanos, de modo que la invitación a Moreno podría entenderse como la culminación de un proceso diplomático.
Por cuánto se ha informado al respecto, la visita puede ser calificada de exitosa. Así lo han dicho los dirigentes empresariales que acompañaron a Moreno. Uno de los temas más importantes tratados fue el relativo al comercio bilateral. El Ecuador es el único país americano costanero del Pacífico que no tiene un tratado con Washington, lo que disminuye la competitividad de sus productos. El presidente norteamericano fue claro al declarar que está dispuesto a firmar ese acuerdo. Una delegación yanqui, dotada de suficientes poderes, vendrá en abril para iniciar las negociaciones. Trump ha demostrado ser inflexible al defender los intereses de su país -China, México y Canadá lo saben bien- de modo que los negociadores ecuatorianos deberán ser también claros, concretos, firmes y, además, realistas.
Se han abierto las puertas a la negociación y hay que procurar que no se cierren. Bien ha hecho Moreno al gestionar el apoyo del Congreso norteamericano. Igualmente acertada ha sido su decisión de incluir en su comitiva a empresarios ecuatorianos y de organizar reuniones con sus pares en Washington.
En el Ecuador, será necesario que el gobierno maneje con habilidad las críticas de quienes, por razones ideológicas, en un año electoral, se opondrán a la firma de cualquier acuerdo.
Parece que el juego de la geopolítica regional favorece a nuestro país en las actuales circunstancias. Después del auge del socialismo del siglo XXI, con sus nefastas consecuencias, las tendencias democráticas resurgen en nuestro hemisferio. El Ecuador está sufriendo los resultados de los errores del anterior gobierno. Por otro lado, la crisis económica amenaza con llevar a la Argentina a una suspensión de pagos.
A Washington podría interesarle cooperar para que el Ecuador tenga éxito en sus empeños por salir de la crisis, lo que demostraría los méritos de la vía democrática, mientras se sentiría tentado a la indiferencia frente al resultado del manejo populista y socialista en Buenos Aires.
Finalmente, es plausible que el presidente Moreno haya enfocado los demás temas tratados con Trump -seguridad, lucha contra la corrupción y las drogas- en el contexto del fortalecimiento de la cooperación bilateral en materias de mutuo interés.