Tiroteo durante una graduación deja dos personas mue…
Hombre condenado tras matar y embalsamar a un águila…
Periodista sentenciado a prisión tras recibir demand…
Más de 1 400 personas fueron rescatadas por inundaci…
Gobierno estudia declarar la emergencia vial en Esmeraldas
Jóvenes y adultos podrán acelerar sus estudios básic…
Recicladores de Quito reciben homenaje por el Día de…
Las lluvias persisten en la Costa del Ecuador

Un himno hippie

Nada desata con más fuerza la nostalgia que una vieja canción. Oigamos. Este lunes, a las 9 de la mañana, como si tocara un reporte de oficina, me llama a los años Édison Palomeque, antiguo compañero de Sociología y de los chupes estudiantiles en el Bar Silvia, frente al cine Colón. “¿Sabes quién se murió?”, dispara por el celular. Me quedo helado, esperando lo peor ahora que se está muriendo la gente que antes no se moría. “Scott McKenzie”, pronuncia, y yo paso del hielo al desconcierto pensando que se ha vuelto loco: lunes, 9 am, un nombre de whisky…¿quién diablos es Scott McKenzie?, ¿el director de cine que se acaba de dar el vire de un puente de Los Ángeles? “No, el que cantaba San Francisco, tu canción del Bar Silvia”.

Entonces irrumpe por la ventana de la memoria el viento lejano de la juventud y vuelvo a sentir el olor de la fritada y el sabor dulzón del ron con cola y veo girar por enésima vez, tras el vidrio abombado de la rockola, el disco de 45 rpm donde alguien canta “If you are going to San Francisco…” Digo ‘alguien’ porque nunca supe el nombre que me recuerda el Palomeque, antes de rematar con un “asomaraste para tomar una biela”.

Asomado mismo estoy, pero al abismo de otra generación perdida. (¿Cuál no lo es?) Pésima manera de empezar la semana ahora que es tan fácil escapar, con un toque al mouse, del texto en el que estoy trabajando al mundo del YouTube y pulsar en la clásica, ilusionada, inigualable versión de Scott McKenzie, interpretada en Monterrey en 1967, un año antes de que yo llegara casi por accidente a San Francisco de California, dizque a estudiar matemáticas puras, pobre de mí, en el año más duro del movimiento hippie y en el ‘college’ más rayado y rebelde de los Estados Unidos, donde quemaban la bandera y quemaban hierba y copulaban en los rincones, ‘make love, not war’, contra Lyndon Johnson y la guerra imperialista en el Vietnam.

“There is a whole generation/ with a new explanation/ people in motion”, continúa McKenzie, cantando mejor que nunca ahora que está muerto y el hippismo y la revolución no son más que eso, canciones añejas que reviven una y otra vez el romanticismo rebelde de los años sesenta porque nadie después ha podido generar mitos que tengan el poder universal de los Beatles y el Che Guevara. No en vano las Olimpiadas de Londres abrieron con Hey, Jude entonada por el mismísimo Paul McCartney y cerraron con Imagine y la cara de John Lennon en pantalla gigante, mientras en las tarimas políticas de América Latina ‘tu presencia, comandante, está viva en la memoria’ con la foto más vista de la historia.

Pues en la onda de ese gran sacudón cultural se inscribe la canción de San Francisco, ciudad mítica de la Generación de las Flores. Para recuperarlo todo de golpe basta con ir al YouTube. Después hablamos.