Siempre hay más papistas que el Papa. El ministro es más radical que el presidente. Las reiteradas declaraciones del Ministro de Educación, de que no dialogará con el gremio docente, UNE, ni con los estudiantes secundarios, FESE, mientras no pidan “perdón” al país por “el supuesto daño que han causado a la educación” (EL COMERCIO 15/07/2015), dejan dudas sobre el concepto que está tras la conducción del sistema educativo y sobre la viabilidad de la propuesta gubernamental del diálogo como salida a la crisis política.
Que el primer personero de la educación del Ecuador, el primer docente en términos simbólicos, arremeta con tanta furia contra miembros de la comunidad educativa, da mucho que pensar.
¿Cuál es el concepto educativo de un profesor, que de manera vertical y humillante “exige perdón” y sanciona a un estudiante que supuestamente ha cometido una falta sin los debidos procesos previos de indagación de la falla, y sin evaluar la medida que permita al sancionado crecer-aprender? Es el viejo concepto represor y adultocentrista de enseñar a través del castigo, tan criticado por la pedagogía moderna que incluso recuperó el “error”, como una gran oportunidad para generar procesos de aprendizaje en el marco de los derechos humanos.
¿A cuenta de qué un ser humano exige perdón a otro ser humano? Ni Dios para hacerlo, dicen los cristianos, y citan a Jesús: “El que esté libre de pecado, que lance la primera piedra” o “no mires la paja en el ojo ajeno, sino la viga en el tuyo propio”. Viendo su viga, el Ministro debería exigir “perdón” también a otros actores nacionales e internacionales que agravaron la mala educación en los últimos lustros, incluyendo a altos funcionarios de la “revolución educativa”. Tomar nota que su propia gestión, algún momento estará sujeta al escrutinio público: ojo, por ejemplo, con la exagerada represión y sanciones a los estudiantes del Mejía.
La crisis educativa no es moral. No es buscando culpables que se solucionarán los problemas. Para escapar de la trampa moralista hay que investigar la historia de la educación. Son múltiples las causas del deterioro educativo, entre otras: políticas neoliberales de ajuste, reducción del presupuesto, sumisión y desnacionalización de las políticas educativas, influencia de los bancos prestamistas, imposición de las reformas, carencia de proyecto educativo, falta de un concepto de calidad consensuado, deterioro de la profesión docente y, hasta el 2003, el abuso de los paros, por parte del gremio.
En fin, el diálogo no se realizará jamás si se sigue descalificando a los críticos. Se dará si se crean condiciones de comunicación y respeto entre iguales. Por ahora, la única manera de sentarse a una mesa es con un mediador-facilitador respetado por las partes. Hay que buscar esa mediación, urgentemente.