Vladimir Putin renovó su mandato por seis años más con el 71.99% de los votos.
Y en legislativo su grupo ocupa todas las bancadas, como en la época del Partido Comunista tras la revolución bolchevique y hasta la Perestroika.
Rusia tiene muy poca experiencia con la democracia. El poder de las gigantes y violentas expresiones monárquicas de los zares, en especial la dinastía Romanov, jamás dio paso a una democracia y se derrumbó solamente por causa de una revolución social y popular que instauró en el poder lo que pensaban era la ‘Dictadura del Proletariado’.
En realidad, fue el poder de la nomenclatura del Partido Comunista que en breve tiempo ahogó a la disidencia y eclipsó a otros partidos que le acompañaron en la revolución de Octubre.
Tras la caída de la Unión Soviética que el Partido Comunista construyó, Rusia emergió y se pensaban que los vientos de cambio llegarían con la apertura ‘capitalista’. Luego de Boris Yeltsin un viejo jefe de la KGB ( la inteligencia secreta de la URSS), Vladimir Putin llegó al poder, hizo un breve paréntesis simulando alternabilidad con Mevdévdev y volvió para quedarse.
En torno a la égida de Putin se construyó la imagen de un caudillo vigoroso que además hace sus pulseos en las grandes ligas mundiales, como cuando el mundo era bipolar. Hoy Putin, con Trump en EE.UU. y el líder del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, dominan el tablero, mientras el mundo mira perplejo este nuevo juego de poder.