El 8 de marzo de cada año, las conmemoraciones, conferencias y actos públicos nos dicen que hoy es el Día Universal de la Mujer.
En esta fecha en los medios de comunicación de casi todo el planeta hablan, piensan y escriben las mujeres. Un día como este todos somos ‘nosotras’. Pero quizá esta sobrecarga de ideas nos debe llevar a una reflexión de fondo. El Día de la Mujer es cada día del año.
De poco sirven proclamas, discursos y buenos propósitos, como los compromisos de hace 20 años en la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer en Pekín. Los documentos fueron suscritos por 189 Estados conglomerados en la ONU. Y está bien. Pero no es suficiente.
En el mundo la mujer sigue siendo maltratada. Natasha Stott Despoja, embajadora australiana para las Mujeres y los Niños, recordaba en un artículo los 20 años de la cita de Pekín. Era la proclama de la igualdad de género y el fortalecimiento del rol de la mujer. Ella hace conciencia y dice que una de cada tres mujeres es golpeada, forzada sexualmente o abusada de alguna forma en el planeta. La realidad local es aún más dramática.
Las mujeres reciben entre 10 y 30% menos salario que los hombres, descansan la mitad del tiempo que los hombres y cumplen múltiples papeles como trabajadoras o empresarias, pero también como madres y amas de casa.
En Ecuador hemos avanzado en el rol público y social de las mujeres pero el camino es largo, faltan muchos pasos, no solo un día por año sino los 365 días, juntos las mujeres y los hombres.