El país conmemora en octubre el Mes de la Afroecuatorianidad, como lo recordaba ayer este Diario en un reportaje que muestra el trabajo de cinco mujeres afro orgullosas de sus raíces y quienes, a través de diversas tareas y organizaciones, aportan a la difusión de la rica cultura producida por la mezcla de elementos africanos y ecuatorianos.
A pesar de que ellas reconocen el significado que tiene que desde 1997 se recuerde la conmemoración, las cinco no hablan de octubre como un festejo, sino como de un periodo para el reconocimiento de los afrodescendientes, la reivindicación de sus aportes a la identidad nacional y el respeto a sus derechos.
Esto porque la población afro del país vive aún en gran parte bajo la línea de pobreza. A diciembre de 2020, uno de cada cuatro era considerado pobre. Entonces, ademas, solo el 32% contaba con un empleo adecuado, frente al 43,7% de los mestizos.
Esto se relaciona con que históricamente han sido sometidos a diversas formas de racismo y exclusión, que lastran las posibilidades de superación de sus integrantes.
Uno de los pocos campos en los que son reconocidos es en el deportivo, especialmente en el fútbol, en donde son actualmente el mayor aporte étnico a la mayoría de clubes del país así como a la Selección nacional. Es casi su único chance de ascenso social.
En ese ámbito, quizás el momento de mayor reconocimiento y aceptación nacional para los afrodescendientes haya sido el de la clasificación al Mundial Corea-Japón 2002, el primer logro deportivo de ese tipo. Entonces el país entero, embargado por la felicidad, conoció de la mano de los medios de comunicación -en algunos casos por primera vez- algo de lo que son regiones como Esmeraldas y el Chota, cunas de buena parte de los futbolistas.
Pasada esa novedad, sin embargo, los niños que nacen en esos lugares continúan jugando en canchas de tierra o en la playa, sin zapatos y en las mismas condiciones. Y si bien la situación de quienes triunfan en el fútbol hoy son mejores que entonces, muy poco se ha avanzado en oportunidades educativas, laborales, sanitarias y sociales para el resto de afroecuatorianos.