Desde el 2020 se vive una escalada de violencia en el interior de los centros de rehabilitación social del país. En lo que va de este año, más de un centenar de personas privadas de la libertad ha fallecido en esos sitios.
En la memoria están frescas las imágenes de la violencia desatada en las cárceles. El 26 de abril se registró la mayor matanza: 79 presos murieron por enfrentamiento entre bandas; en julio, se produjo otro hecho de connotación: 22 presos murieron por enfrentamientos armados.
Desde el diagnóstico oficial se reitera que la disputa en los centros penitenciarios obedece a mafias internas con conexiones internacionales.
Los hechos de violencia continúan. Lo más reciente y hasta anecdótico es el uso de drones para atacar instalaciones. La imaginación y la intimidación que quieren transmitir los grupos delictivos no tiene límites.
En la agenda gubernamental consta un plan que abarca una inversión de USD 75 millones, durante los próximos cuatro años, destinados a la reestructuración del sistema penitenciario. En la agenda de trabajo debiera constar suplir el déficit de guías y mejorar su formación y capacitación, reducir el hacinamiento, incorporar psicólogos y trabajadores sociales, adecuar instalaciones, incorporar más tecnología para garantizar el control, entre otros aspectos.
Sobre la situación de los centros de rehabilitación social también pesa un pronunciamiento de la Corte Constitucional, en el cual se exige del Estado la aplicación de un plan sostenible y de largo plazo.
La conexión de mafias locales con grupos internacionales es una evidencia que refleja la magnitud del problema y que demanda acciones concretas del poder Ejecutivo, en coordinación con el Consejo de Seguridad Pública y del Estado.
El Presidente ha manifestado la intención del Régimen de que unas 5 000 personas, que no representan peligro para la sociedad, salgan de las prisiones y cumplir otras medidas.
Una real rehabilitación también se logra desde un enfoque de derechos y de allí la necesidad de avanzar en ese plan en el menor tiempo posible.