En un acto legislativo y político expedito, la Asamblea Nacional designó a Elizabeth Cabezas como su nueva presidenta.
De esta manera se cierra una parte del episodio que se abrió con la destitución de José Serrano, luego de su comparecencia, así como la del Fiscal General, ante el pleno del Legislativo.
Las explicaciones y discursos desnudaron con crudeza las prácticas y la virulencia de los más altos representantes de dos importantes instituciones, todo ante el estupor colectivo.
Esa misma tarde y noche, cuando ya todo hacía presumir que la destitución de Serrano era un hecho consumado, el nombre de Elizabeth Cabezas empezó a circular como la más opcionada entre una terna de militantes de Alianza País.
La designación de ayer no hace sino confirmar que el nuevo liderazgo del presidente Lenín Moreno tiene seguidores en un movimiento donde la escisión correísta ha perdido peso.
Los cuestionamientos a la validez del nuevo nombramiento buscaban que la sucesión quedara en las vicepresidencias que acompañaron a Serrano en su designación. Se exhibieron alegatos constitucionales que son superados por el nuevo momento político que vive el Ecuador y que responde a una diferente recomposición de fuerzas.
Así, Elizabeth Cabezas, exconcejala, ex asesora de la Vicepresidencia en tiempos de Jorge Glas, asume el reto de reorganizar a la Asamblea y darle el norte que el país y sus retos exigen. Su promesa de diálogo crea expectativa.