Es difícil acertar en pronósticos o vaticinios políticos, pero el 25 de junio del 2015 las marchas de protesta se convirtieron en un gran plebiscito nacional. Es lógico que los adversarios de esas marchas adheridos a las esferas del Gobierno lo nieguen, pero perdieron. Un cambio radical del gabinete se impone hasta el final de periodo, a fin de recuperar un mínimo de oxígeno. Algunos tendrán que hacer maletas, quizá no al apuro, pero maletas. Es hora de partir. Los otros, los de mayor responsabilidad en el proceso, sabrán entender el mensaje de ‘el Borrego’, desde la avenida De los Shyris hasta Carondelet.
Las lecciones están en las calles del país. Si los proyectos de la herencia primero, luego de redistribución de la riqueza y el de la plusvalía fueron un señuelo para desviar otros debates mayores, fue un grave error. Por el contrario, si el tema era de la necesidad fiscal tenían a la mano el IVA, que es uno de los más bajos del continente, pero prefirieron meterse con la propiedad y la familia. Fueron hoyos mal perforados y despertaron un magma –en tiempos del Cotopaxi y del Tungurahua activos- cuyos lahares no se saben hasta dónde llegarán.
Ahora un diálogo de temas de fondo es urgente y ojalá coincidan en una reforma constitucional que puede ser el punto final de la inestabilidad actual y el inicio de una etapa política más racional para la nación. El debate por las reformas constitucionales debe sustituir al de las herencias y la plusvalía; además, la consulta popular debe ser la única opción de validarla.
Por primera vez en estos años, si el Ecuador no cambia el rumbo del accionar político, luego de la visita del papa Francisco puede llegar a ser un escenario muchos más diabólico que otros lares. No podremos resistir un plato hirviendo que contenga crisis fiscal, probable recesión económica e inestabilidad política y social. Venezuela sabe el secreto, pero es muy cruel aplicarlo.
En la batahola política se pierde y se gana, el problema es que los que pierden algunas veces por debilidad mental o por no tender bien una cortina de humo se asfixian en la misma.
La historia en algunos casos puede ser buena consejera con sus episodios y registros. Suele dar avisos o tarjeta amarillas si seguimos el lenguaje futbolístico, pero los conductores no escuchan o no lo perciben con profundidad. El atentado contra Hitler fue un fracaso el 20 de julio del 1944, pero un año después cayó Berlín, se suicidó el Führer y terminó la guerra en Europa.
En Chile, el 29 de junio de 1973, se produjo el “Tancazo” en contra del gobierno de Salvador Allende. La rebelión militar fue sofocada, pero meses después aconteció lo del 11 de septiembre.
En el Ecuador contemporáneo también hubo una tarjeta amarilla. Fue la cruenta sublevación de Raúl González Alvear contra el gobierno del general Guillermo Rodríguez Lara, el 31 de agosto de 1975, que fue sofocada con víctimas en el combate. Sin embargo, el general entregó el mando a un triunvirato militar, el 11 de enero de 1976. ¿ Solo ironías históricas?