La recuperación del suelo no es un “tema glamoroso, aun cuando se ofrecen todos los datos”, reconoció Monique Barbut, secretaria ejecutiva de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación.
Para 2050, la población mundial llegará a 10 000 millones de personas, y para alimentar a esas 2 400 millones más, la producción de alimentos tendrá que aumentar 75% respecto de la actual.
“Para ello será necesario agregar desde ahora hasta 2050, (1,6 millones de hectáreas) nuevas tierras más cada año”, indicó en entrevista con IPS, en el marco de la 23ª Conferencia de las Partes (COP23) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), realizada en noviembre en esta ciudad alemana de Bonn. “A menos que se tomen medidas urgentes para recuperar las tierras degradadas, al mundo le espera un futuro de inseguridad alimentaria”, alertó.
Tierras versus energía, ¿una competencia de popularidad?
La conferencia se dedicó a diseñar una hoja de ruta para hacer frente al cambio climático, y los debates se concentraron en poner fin al uso del carbón, de energías renovables y en que las tecnologías verdes sean más accesibles, pero los problemas relacionados con el suelo quedaron prácticamente relegados, salvo por grupos indígenas, que subrayaron la necesidad de preservar la fertilidad.
Pero la gestión del suelo forma parte de las políticas y acciones climáticas tomadas en el ámbito de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a escala nacional.
“En las CPDN (Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional o recortes de emisiones de los Estados), más de 140 países dijeron que la tierra era parte de la solución o de sus problemas en términos de cambio climático”, señaló. La desertificación aumentó 1,16 millones de hectáreas y se mantuvo en 82,64 millones de hectáreas entre el 2011 y el 2013, indica el documento.
Stella Paul
International Press Service