Se ha escrito mucho sobre los procesos de independencia de nuestro país y de América Latina. Pero todavía falta mucho por estudiarse y descubrirse. Por ello es relevante destacar dos importantes obras de Enrique Muñoz Larrea, que en 2012 publicó: “Albores libertarios de Quito de 1809 a 1812, El principio del fin del Imperio Español” y “Cuenca del Rey, Los últimos presidentes de la Real Audiencia de Quito”, que fueron comentadas en el homenaje que se le tributó en días pasados.
Enrique Muñoz Larrea fue aviador, empresario y genealogista, con estudios de archivística y bibliotecología, que con el tiempo devino en historiador. Fue de aquellos lectores curiosos, persistentes y trabajadores que, junto a sus preocupaciones y labores profesionales, desarrollan interés por la historia y actividades afines, llegando a realizar aportes importantes. Nació en Quito en 1933. Estudio Medicina en la Universidad de Madrid y la Escuela Superior de Archiveros y Bibliotecarios, en la Escuela de Pilotos del Real Aéreo Club, en el Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil de las Naciones Unidas en México, en el Centro de entrenamiento de la Compañía Xerox en Teresópolis, en Atlantic Internacional University.
Muñoz Larrea fue director de operaciones y subdirector de Aviación Civil, piloto comandante de varias compañías de Aviación, gerente y director de Operaciones de Xerox del Ecuador. Cuando ejerció esta última función participó en el auspicio de la edición de una biblioteca de historia del Ecuador en que se reeditaron importantes clásicos nacionales. Fue miembro de la Academia de Historia. Como director de su biblioteca, la organizó con grandes esfuerzos y poquísimos recursos. Logró conseguir fondos para un proyecto de tecnificación que administró con austeridad y eficiencia.
En el curso de varias décadas publicó una veintena de trabajos de carácter biográfico e histórico, varias de ellas relacionadas con las grandes efemérides del país. Era un gran trabajador en el archivo y conseguía documentos que no habían sido conocidos o estudiados antes. Escribió sobre Antonio García de Trelles y su descendencia, Melchor Aymerich, último presidente de la Real Audiencia de Quito, Francisco Requena y Herrera, Antonio de Villavicencio y Verástegui, III Conde del Real Agrado, héroe de la Independencia Americana, sobre mayorazgos y órdenes nobiliarias en Quito. Publicó una relación sobre la Revolución de Guayaquil del 9 de Octubre de 1820 y sobre los movimientos libertarios de Quito del 10 de Agosto de 1809 a 1812 y el principio del fin del Imperio Español.
Siempre es mejor hacerlo en vida, pero como ya se adelantó Enrique Muñoz Larrea al viaje a la eternidad, aprovechamos este mes de agosto para tributarle el reconocimiento que la patria y la historia nacional le deben.