Es claro que Iza no busca la negociación y el acuerdo. Busca doblegar a los 17 millones de ecuatorianos a través del hambre, el terror, el atropello, la violencia, el asalto y la destrucción de las fuentes de producción y el empleo.
Ilusos quienes creen que, cediendo a los contradictorios y politiqueros diez pedidos de la Conaie, se podrá recuperar la calma y la racionalidad.
El pensamiento mariateguista del líder indígena está claramente expresado en el libro ‘Estallido’, publicado luego del octubre negro de 2019, con la participación de dos ideólogos de izquierda, uno de ellos el actual secretario de la Casa de la Cultura. “La luz al final del túnel proviene de la afirmación buscada e impostergable: Comunismo Indoamericano o barbarie”, se lee en la página 316.
Y la siguiente frase pronunciada por un dirigente indígena en la Universidad Central es muestra de la extorsión al ciudadano: “Si Quito quiere seguir muriendo de hambre, que se muera, porque no quiere unirse a esta lucha”.
A lo anterior súmese la conducción sinuosa del presidente Saquicela, que ha manejado las sesiones de la Asamblea con un claro afán de dilatar la votación para destituir al presidente de la República, en espera de que funcionen las amenazas a varios legisladores y sus familias, para que voten a favor de la propuesta correísta.
Con los chanchullos y vivezas de la Asamblea, se podría activar el artículo 146 inciso 2º. de la Constitución, que permitiría a Saquicela asumir la jefatura del Estado.
El retorno a la normalidad y el imperio de la ley en el país solamente se lograrán con una política inteligente del Gobierno y la presencia pacífica y vigorosa, en calles y plazas, de los ciudadanos hartos de la grosera violación de sus derechos fundamentales, como el libre tránsito por vías y carreteras, conculcados por un grupo de vándalos, a pretexto de protesta social.