Tal como es usual en esta época del año, la pequeña población de Davos ha vuelto a convocar a centenares de líderes y pensadores.
A lo largo de cuatro días, y en el corazón de los Alpes suizos, expertos de las más diferentes disciplinas hablarán sobre los riesgos y oportunidades que enfrenta un planeta que está cambiando a pasos agigantados. El peso creciente de las economías emergentes y el desplazamiento del poder desde Occidente hacia naciones asiáticas, como China e India, son verdades cada vez más evidentes.
Sin embargo, en medio del análisis de las tendencias de mediano y largo plazos, la coyuntura es la fuente de las preocupaciones más grandes. Y es que de nuevo han sonado las advertencias de las ‘Casandras’ que alertan sobre la posibilidad de una recesión mundial, que en el peor de los casos superaría en fortaleza a la experimentada en el 2009.
Enfrentarse otra vez a la parálisis y el pesimismo es un escenario preocupante para un buen número de gobernantes, cuyas sociedades todavía no ven la luz al final del túnel. El aumento en las tasas de desempleo o el desmonte de un buen número de conquistas sociales tienen que ver con fenómenos como el de los ‘indignados’ y con los cambios políticos que han sucedido en naciones de las más prósperas.
Tales remezones podrían continuar si las cosas pasan de castaño oscuro. La incógnita más grande tiene que ver con la suerte de Europa, que sigue sin encontrar una salida al problema de su inmensa deuda pública.
En los últimos días, para citar un caso reciente, Grecia ha tratado de llegar a un acuerdo con los inversionistas privados que adquirieron sus bonos con el fin de que estos acepten hacer una rebaja a tales acreencias, pero eso no ha sido posible. Como consecuencia, está vigente la posibilidad de que Atenas incumpla con sus obligaciones y que países como Italia y España acaben atrapados en el torbellino, desatando un efecto dominó que traería consecuencias catastróficas.
Pero aun si se encuentra una salida, parte del daño ya está hecho. Así lo dejó en claro el Fondo Monetario Internacional -ha-ce un par de días- cuando dio a conocer el reporte ac-tualizado de sus proyecciones económicas. Según estas, el incremen-to del Producto Interno Bruto global llegaría tan solo al 3,3 % en el 2012, 0,7 puntos porcentuales por debajo de lo pronosticado en septiembre pasado.
En términos prácticos, lo que dice la entidad multilateral es que la desaceleración es una realidad y que ninguna región estará a salvo de la misma. Si bien el peor desempeño será el del Viejo Continente, pues experimentará una contracción en su PIB, Estados Unidos se mantendrá en cifras mediocres, mientras que Asia y África andarán más lento. Por su parte, América Latina también sufrirá un apretón, debido al menor ritmo de Brasil y México.