Al 31 de octubre, las reservas internacionales del Banco Central (BCE) eran 7.550 millones de dólares. Claro, la pregunta aquí es si esa enorme cantidad de dinero es “suficiente”. La respuesta corta es que no es suficiente, pero que está en un nivel mucho mejor de lo que teníamos hace poco.
La respuesta larga debería arrancar analizando cuáles son las reservas “suficientes”. Y todo este análisis pasa por entender el papel que juega la reserva internacional en una economía dolarizada.
En el Ecuador, dado que el BCE no puede crear dinero (emitir), tiene que respaldar con dólares reales lo que los ecuatorianos tenemos depositado ahí. Y sí, usted, estimado lector, indirectamente tiene dinero depositado en el BCE.
Pero empecemos por lo pequeño. Lo primero que necesita estar respaldado son las moneditas ecuatorianas de hasta 50 centavos que, todas sumadas dan unos USD 80 millones emitidos por el BCE y que, para que sigan gozando de la confianza del público, tienen que estar respaldadas.
Lo siguiente que hay que cubrir son los depósitos que los bancos privados y otras instituciones financieras han colocado en el BCE. Ahí está el encaje bancario y otros depósitos colocados en el Central. El total de “reservas bancarias” en el BCE eran, al cierre del mes pasado, USD 7.900 millones. Y eso no es otra cosa que una parte de lo que el público deposita en los bancos, usted incluido, estimado lector.
El BCE debería estar en capacidad de respaldar, al menos, la suma de las moneditas y las reservas bancarias, es decir, un total de 7.980 millones, pero desgraciadamente sólo tiene los 7.550 mencionados en el primer párrafo, o sea, le faltan 430 millones. Si lograra respaldar esos casi 8 mil millones, estaría comprando una enorme dosis de tranquilidad que justificaría tener ese dinero “ocioso”, en algún lado muy seguro. Aunque, la verdad, no estaría ocioso sino que estaría comprando tranquilidad.
Pero ese hueco de 430 millones tiene un enorme mérito: es mucho, mucho menos de lo que fue hace relativamente poco tiempo.
En los peores momentos del 2020, cuando se rompían los oleoductos, el precio del petróleo era negativo y la economía estaba congelada, el hueco llegó a ser de casi 3 mil millones. También llegó a un monto similar a fines del 2017, cuando el BCE todavía no empezaba a recuperarse del saqueo correísta.
En todo caso, un hueco de 430 millones con perspectivas de mejora es mucho mejor que un hueco de 3.000 millones con incertidumbre. En conclusión, estamos bastante mejor, pero todavía queda un trecho por recorrer para cerrar el hueco y para, algún día, llegar al nivel “óptimo” de reservas (y no el “mínimo”), aunque eso será el tema de un futuro artículo.