Los 16 candidatos a la Presidencia de Ecuador participaron este 19 de enero de 2025 en el debate presidencial, organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Luego del encuentro, en el que reinaron los eslóganes, quedaron faltando respuestas.
¿Cuál será la estrategia comunicacional luego del debate presidencial 2025? El encuentro se dividió en dos grupos de ocho postulantes.
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Debate presidencial en las elecciones 2025 en Ecuador
Nicolás Castro, experto en Comunicación Política, recuerda que, en teoría, un debate presidencial está pensado para la confrontación de ideas, planes y propuestas.
En esencia, debe ser un espacio donde los candidatos desarrollan su visión, proyecten una imagen de confianza y defienden sus posturas con argumentos.
El propósito: dominar desde el discurso los acontecimientos, crear encuadres de interpretación, posicionar frases en la agenda pública y generar identificación con los públicos.
El docente alude a que la estructura del debate presidencial 2025, organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) se opone, en gran medida, a lo que debería ser, justamente, un debate.
Con 16 candidatos repartidos en dos grupos, 90 segundos para presentar sus estrategias en cada eje temático y 30 segundos de réplica, difícilmente, se podía imponer una narrativa.
Los faltantes en el debate y las posturas
María Patricia Enríquez, experta en comunicación política, apela a que el evento no fue un verdadero debate. La mayoría de los candidatos no respondió directamente a las preguntas, las interpelaciones fueron básicas y casi no hubo contrarréplicas.
En cuanto a la expresión verbal, la catedrática universitaria refiere dos elementos: elocuencia y comunicación no verbal. En estos, en la primera franja de intervención, “destacó el presidente-candidato Daniel Noboa“.
Eso sí, hubo errores básicos, como no recordar los nombres de los cuatro menores de edad
de Las Malvinas, desaparecidos y asesinados en Taura. A su vez, mencionar decretos ejecutivos con números incorrectos. No obstante, Enríquez señala que tuvo un buen manejo de cámara y una exposición fluida de sus ideas.
Sin embargo, agrega, esos deslices pudieron haberse evitado con una asesoría de comunicación política más minuciosa y detallada.
Candidatos con otra proyección de su imagen
En el análisis suman que otros candidatos, como Luis Felipe Tillería o Jorge Escala, se dedicaron, de alguna manera, a atacar “sin fundamentos”, criticando al actual gobierno.
Escala, incluso, confundió el nombre del Presidente. También se sumó la repetición de mensajes como la “Ar-Tillería” del candidato de Avanza.
La experta en comunicación añade que se escucharon propuestas completamente populistas, que difícilmente podrán ser cumplidas, por ejemplo, bajar el IVA, incluso, hasta al 8%. Esta fue la propuesta de Tillería, en respuesta a una interpelación.
La segunda franja de candidatos
En el análisis, María Patricia Enríquez incluye que la segunda franja horaria, la candidata Andrea González se mostró como la más elocuente, destacándose sin inconvenientes.
En contraste, Víctor Araus tuvo el desempeño comunicacional más deficiente, intentando imitar al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, con su chaqueta de estilo militar antiguo y reiterando mensajes radicales, como su idea de “mandar al cementerio a los criminales“.
No se quedaron fuera respuestas que podrían tener un tinte agresivo como la de Henry Cucalón a Daniel Noboa: “Eres o te haces”.
Para la experta, en definitiva, fue un debate carente de ideas y propuestas. Las pocas que se escucharon no tenían sustento técnico y reflejaban una asesoría deficiente.
En el debate, incluso, cobró protagonismo la tendencia de los candidatos sobre querer resolverlo todo con inteligencia artificial, sin una comprensión clara de sus alcances y limitaciones.
El impacto del debate presidencial 2025, más allá del discurso
Nicolás Castro, a su vez, pone sobre la mesa que es importante comprender que la puesta en escena de los candidatos, su estrategia de comunicación e imagen estuvieron diseñados para los golpes de efecto.
El impacto de las redes sociales es otro elemento. De ahí que, Castro menciona que es necesario considerar la estrategia posdebate de los candidatos a partir de aspectos como la vestimenta, gestualidad e imagen.
En un debate, la comunicación no verbal tiene la misma relevancia que los argumentos. Los gestos, las expresiones, la postura y la vestimenta.
Es así que, por ejemplo, las prendas escogidas por Víctor Araus generaron cerca de 7 000 publicaciones en X y memes en Instagram y TikTok.
En el caso de Leonidas Iza, las prendas indígenas van de la mano con el mensaje de la inclusión e integración.
Por otro lado, dice el catedrático, destacó la gestualidad exagerada de Iván Saquicela y las expresiones del presidente Noboa cuando era interpelado por Jorge Escala.
Cabe señalar que las imágenes que hacen referencia a los gestos faciales, principalmente, permiten la apropiación de los públicos digitales y la creación de nuevos significados, a partir de memes.
El discurso emocional-coloquial
En el análisis comunicacional del debate tampoco queda fuera el discurso que apela a las emociones, desde expresiones coloquiales.
“Yo también estoy arrecho de todo esto”, “Envía tu currículo a tillería.com”, “Rafael Noboa” o “plan hocico” son algunas de las frases que trascendieron más que las propuestas en sí.
Eso, señala Nicolás Castro, se remite a un formato que limita el cómo y el porqué de las propuestas. El impacto se mide por las frases que pueden volverse virales.
Henry Cucalón, por su parte, quiso posicionar en redes sociales la frase “¿Eres o te haces?”, apenas terminó su presentación.
Además, el formato del debate dio lugar a que se prioricen los argumentos emocionales y el uso de eufemismos como “ladrón o cartón”.
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