Cinco analistas políticos, económicos y comunicacionales analizaron las propuestas, intervenciones y respuestas de los 16 candidatos a la Presidencia de Ecuador.
Ellos debatieron la noche del domingo 19 de enero de 2025. Caroline Ávila, Sofía Guerrero, Melania Carrión, Cecilia Medina y Alberto Acosta Burneo plantean sus puntos de vista sobre los aspirantes y el formato utilizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
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Ofertas económicas sin sustento
Según el analista económico, Alberto Acosta Burneo, el debate dejó claro que algunos políticos viven en una realidad paralela. “Ofrecieron de todo. Reducción de IVA, tarifas más bajas en servicios públicos, tasas de interés mínimas… populismo en su máxima expresión. Como si todo pudiera ser regalado”.
Acosta dice que, según algunos candidatos, el subdesarrollo se da solo por falta de voluntad política, “pero la realidad es otra. La economía no responde a deseos, sino a ahorro e inversión y productividad”.
El analista dice que en esta subasta de promesas muchos plantearon reducir impuestos, pero olvidaron que eso requiere disminuir el gasto público. “Sin un ajuste fiscal serio, estas promesas no son más que humo populista”.
El modelo estatista sigue dominando el imaginario político con ofertas, que solo expanden el gasto público.
Acosta dice que pocos aspirantes se animaron a plantear cambios estructurales y sin ellos, los resultados serán los mismos. “Sin reformas reales, seguiremos en el subdesarrollo”.
Para Acosta, lo positivo es que algunos candidatos empiezan a reconocer la relevancia de la inversión privada en sectores importantes como el petróleo, minería y electricidad.
Los candidatos no quisieron defraudar a su bases
Caroline Ávila, analista política y doctora en Ciencias de la Comunicación, señala que el debate se convirtió en una coreografía ensayada en el que se evitaron riesgos y se limitaron a proteger sus bases. “Hubo un abuso de lecturas y falta de interpelación estratégica, lo que diluyó la oportunidad de generar propuestas”.
Los ataques de algunos candidatos no lograron consolidarse como alternativas ante el oficialismo presente. En el segundo bloque hubo herramientas interesantes de contraste. Algunas candidaturas destacaron por la ideología y el empleo de recursos pedagógicos…
“Si el objetivo era no defraudar a las bases, puede decir que se ha cumplido. Pero esa estrategia dejó de lado a quienes buscan mensajes que inspiren y conecten con los todavía indecisos”.
Según ella, un debate debería ser un espacio para imaginar un mejor país, donde no solo se hable del qué, sino también del cómo y del por qué. “Los ciudadanos votan por confianza, no solo por propuestas y, en esta ocasión, faltó mucho para inspirar verdadera esperanza”.
Descartar opciones entre candidatos
Para Melania Carrión, abogada y politóloga, no hubo alguien que “pateara el tablero”, aunque sí considera que algunos participantes se destacaron más que otros.
“Si bien es cierto que algunos se destacaron, no creo que ninguno haya logrado patear el tablero electoral aún. Sin embargo, es importante destacar que esto pudo haberse convertido en un cedazo que permite filtrar un poco a algunos candidatos y descartar a los candidatos”.
Eso sí, Carrión asegura que el debate presidencial 2025 pudo servir como un “mecanismo de descarte, para eliminar algunas opciones”.
En resumen, el debate no permitió una definición del voto, no al menos de una manera amplia, dice Carrión.
La politóloga Sofía Guerrero destaca que el debate presidencial 2025 en Ecuador mostró tanto aciertos como limitaciones, pues, debido al formato con muchos participantes y poco tiempo, las respuestas fueron superficiales y carentes de profundidad.
Guerrero considera que el impacto en las decisiones de los votantes ha sido mínimo porque no se ofrecieron soluciones claras ni tangibles.
“Este debate tuvo lugar en un contexto decreciente de desconfianza en las instituciones y el desencanto hacia la clase política, lo que deja un segmento significativo de la población indecisa o inclinada a un voto nulo”.
Según ella, si bien es cierto este evento genera información valiosa, es muy poco probable que hayan cambiado de una manera drástica las preferencias electorales de quienes ya tienen una decisión tomada.
“En un formato que tiene tantos participantes y con un tiempo limitado para cada intervención no se pudo apreciar una profundidad de las ideas y de esta manera se presentó simplemente respuestas generales”.
Guerrero recalca que las respuestas de los 16 candidatos tuvieron una característica que fue la superficialidad y a pesar de que se presentaron cifras, “estas no pueden ser contrastadas porque necesitan un análisis más profundo y un conocimiento general de lo que significa la política que hoy tiene mucha apatía”.
Los ataques entre los candidatos
Para la docente universitaria Cecilia Medina Moreno, el formato del debate presidencial 2025 en Ecuador limitó el desarrollo de los planes de gobierno y favoreció ataques entre candidatos en lugar de profundizar en temas clave como seguridad y economía.
“Hubo muy poco tiempo para explicar temas sumamente complejos como los temas de seguridad, el tema económico, las necesidades energéticas o de cualquier otro tipo. Al final de cuentas, esto quedó en ataques sobre todo a los candidatos que están en las preferencias electorales o por lo menos que las encuestas señalan que tienen preferencias”.
“Con el debate solo quedó claro a qué candidatos consideran que se debe atacar porque están primeros en las encuestas, pero no desarrollaron de manera adecuada propuestas interesantes que nos puedan guiar en las elecciones”, dice Medina.