La caravana de Neisi Dájomes y Angie Palacios causó furor en los quiteños y el pueblo ecuatoriano. Las medallistas olímpicas fueron recibidas entre bocinas, aplausos y el clamor de la capital en su recorrido.
El recibimiento en el Aeropuerto Mariscal Sucre solo fue un abreboca de lo que les esperaría a las medallistas durante la tarde del 12 de agosto del 2024. Allí, el personal y los bomberos aeronáuticos recibieron a las deportistas bajo un arco de agua.
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En la terminal, las deportistas no tuvieron mayor alboroto. En un vuelo comercial, las dos abandonaron el avión junto a los demás pasajeros y saludaron a lo lejos a quienes se encontraban en la pista de aterrizaje y esperaban por su llegada.
Su paso por el recinto de aviación fue fugaz y ambas abordaron un vehículo privado que las trasladó hacia el Estadio Olímpico Atahualpa de Quito. Con escolta, las dos pesistas recorrieron la ruta Alpachaca hasta llegar a la Simón Bolívar, tomar la avenida Eloy Alfaro y descender por la calle José Correa.
Un recibimiento pletórico para Neisi Dájomes y Angie Palacios
Al momento en el cual las hermanas llegaron hacia el ‘Coloso del Batán’, ambas se llevaron una sorpresa. Desde su vehículo, Dajomes mencionó a EL COMERCIO y otros medios que se encontraba expectante por lo que iba a suceder.
Apenas bajaron del automóvil, las lágrimas y una sonrisa inundaron a Neisi Dajomes y Angie Palacios. Su familia la esperaba y las lágrimas en medio de una sonrisa inundaron su rostro.
El siguiente movimiento fue un abrazo con un baño de espuma de carnaval de parte de los deportistas de la Concentración Deportiva de la Pichincha. Nadie lo vio venir, desde el bus de la caravana, estos se erigieron y cubrieron a las pesistas.
El recorrido estaba por comenzar y ambas subieron al automotor. Apretadas, acompañadas de autoridades y de los deportistas y con canciones de Ecuador, estás arrancaron el trayecto.
Las calles quiteñas no abandonan a las pesistas
Una vez que subieron al bus de dos pisos que las traslado hacia el Coliseo Rumiñahui, Angie Palacios y Neisi Dajomes recibieron un ramo de rosas y se colocaron en la parte frontal de la terraza del vehículo. Con saludos y banderas de Ecuador y de Pichincha, estas transitaron por la avenida Naciones Unidas hasta la Amazonas.
Durante el trayecto, los vehículos de la ciudadanía acompañaron la caravana y los transeúntes se detuvieron para mostrarles su gratitud. “Vamos, Ecuador”, “Grande, Neisi”, “Felicidades, chicas”, eran los gritos que se escuchaban al compás de los pitos de los automóviles.
Los aplausos no faltaron y el público se detenía para la ovación. El tráfico se paralizaba y los teléfonos inundaban el entorno.
Desde que se dio inicio al recorrido, el ambiente no paró y así fue por toda la Avenida Amazonas hasta llegar a la Patria. Allí, estas ingresaron al auditorio de la Concentración Deportiva de Pichincha y su descenso no fue distinto a las imágenes que vivieron en el Olímpico Atahualpa. Una multitud y los deportistas pichinchanos se agruparon. Honor a quien honor merece. Una calle de honor dio paso a las dos pesistas que ya están en la historia del deporte ecuatoriano y mundial.