Michelle Játiva se entrena todos los días en la piscina de Miraflores, de la Concentración Deportiva de Pichincha. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Michelle Játiva conversa poco con sus compañeros durante sus entrenamientos en la piscina de Miraflores. Mientras el resto de nadadores se relajan después de cada ejercicio, ella hace una breve pausa, toma aire y vuelve a sumergirse en el agua.
Su concentración está enfocada en perfeccionar su técnica. Desde que empezó a nadar, hace 13 años, ella y su familia se marcaron un objetivo. Quiere representar al país en unos Juegos Olímpicos y subirse al podio. A escala internacional ya ha cosechado éxitos.
En la última Copa del Pacífico, donde se reúnen los mejores nadadores de Sudamérica, se proclamó campeona en las pruebas de 100 y 200 metros estilo libre.
Con 15 años, nacida en Tailandia y de padres ecuatorianos, le dedica el 100% del tiempo a su sueño. Está mentalizada en alcanzar el éxito en un corto plazo y para ello cuenta con el apoyo de sus padres.
‘La Miche’, como la conocen sus allegados, nació el 8 de septiembre del 2003, en Bangkok (Tailandia). En ese país tuvo su primer contacto con el agua y es ahí donde nació su pasión por las piscinas y la adrenalina de las competencias.
Michelle Játiva se entrena todos los días en la piscina de Miraflores, de la Concentración Deportiva de Pichincha. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
“Me hubiese encantado representar a Tailandia en los torneos internacionales, pero no puedo porque en ese país no hay doble nacionalidad. Ahora estoy orgullosa de hacerlo por Ecuador”, asegura algo tímida.
Michelle y su familia dejaron Tailandia hace 10 años para empezar una nueva vida cerca de sus familiares. Ese cambio cultural tuvo algunas repercusiones en esta joven nadadora.
Los primeros meses fueron complicados. La barrera del idioma y las costumbres eran distintas. En las piscinas donde se entrenaba, sus compañeros y entrenadores no hablaban inglés, por lo que se le dificultaba entender las indicaciones.
“Los primeros tres meses fueron complicados. El idioma, las costumbres y los métodos de entrenamiento eran distintos. Para mí todo era nuevo”, afirma Játiva.
Con el paso del tiempo, Michelle se fue adaptando. Habla español a la perfección y combina sus estudios con sus entrenamientos. No asiste a una escuela regular. Sus padres y ella decidieron darle una prioridad a su carrera deportiva, por lo que fue inscrita en un colegio a distancia en Inglaterra, que se especializa en educación para atletas.
“Tres días a la semana entreno a doble jornada, el resto lo hago solo en las tardes. Aprovecho el tiempo libre para estudiar. Mi escuela se adapta a mis horarios”, asegura Játiva.
Ramiro, su padre, cuida de que su rutina de entrenamiento se cumpla. Incluso se certificó en la Universidad McGill de Canadá para entender el tema de nutrición, recuperación física y piscológica de un deportista de alto rendimiento.
“Trato de que entienda el porqué de las cosas. Si el entrenador le dice que haga estiramientos de cierta forma, que sepa la forma correcta”, dice Ramiro.
Michelle es considerada una de las nadadoras juveniles más rápidas del país. Este año obtuvo tres marcas B para los Juegos Panamericanos del 2019, en Lima (Perú). En 50 metros logró 26.94 segundos, en los 200 metros hizo 2:09.55 y en los 400 metros tiene un tiempo de 4:32.33. Esto le acerca aún más a su sueño de representar al país en los Olímpicos de Tokio 2020. Desde ya utiliza la bandera en su gorro.