Colin Babbitt, en uno de los entrenamientos en la piscina olímpica de Cuenca. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO
En menos de 10 meses, Colin Babbitt mejoró sus tiempos en la natación y también aprendió a pronunciar mejor el español. Él es hijo del estadounidense Colin Babbitt y de la guayaquileña Rosa Medina, quienes hace tres años se radicaron en Ecuador.
Según Rafael Maldonado, su entrenador, en enero pasado Colin no hablaba bien el español, incluso tenía dificultades para entender las observaciones e indicaciones técnicas. “Ahora ya se puede dialogar con él y se relaciona mejor con sus compañeros”, destacó el estratega cuencano.
En las entrevistas se desenvuelve sin mayores contratiempos y se muestra seguro en cada una de sus expresiones. Sobresale entre sus compañeros por su estatura: mide 1,65 metros y pesa 50 kilos.
La familia Babbitt Medina arribó a inicios del 2015 a Guayaquil, procedente de Nueva York y allí permaneció durante un año. Después se trasladó a Cuenca, en donde reside desde hace dos años.
El nadador de 13 años tiene cuatro hermanos menores: Isabela (12), Quinn (10), Max (7) y Sofía (5). Los dos primeros también practican natación, siguiendo su ejemplo.
En Nueva York, Colín asistía los sábados a clases de natación. Sin embargo, el año pasado empezó a practicar con mayor regularidad en la Escuela de los Hermanos Enderica. En enero de este año, sus padres lo inscribieron en la Escuela del Club Tomebamba.
En uno de los entrenamientos, en la piscina olímpica de El Batán, en Cuenca, Maldonado observó el accionar de Babbitt y lo invitó a ser su alumno. Para ello conversó con sus progenitores y les hizo conocer que por su edad tenía posibilidades de clasificar a los Juegos Nacionales de Menores, con sede en Ibarra.
Con ese reto se preparó a doble jornada, aprovechando que estudia en un sistema abierto de Informática por Internet. En el selectivo provincial lideró las pruebas y allí consiguió el cupo para representar al Azuay. En los primeros días de octubre pasado compitió en Ibarra.
Allí se estrenó con una medalla de oro y dos de bronce. La presea dorada la consiguió en los 400 metros libres, después de superar a los pichinchanos Leonardo Morales e Isaac Abad, quienes tuvieron que conformarse con las de plata y bronce, en ese orden. Las medallas de bronce las obtuvo en 100 m espalda y 200 m libre.
Con esa actuación se siente comprometido y con expectativas: “Estoy feliz y con una mejor preparación puedo obtener más éxitos. Mi sueño es competir por Ecuador”.
El nadador estadounidense-ecuatoriano confesó que apostaba por una presea de bronce en los Juegos Nacionales de Menores, pero ya en la piscina se sintió seguro, sacó ventaja a sus rivales y se fue por el metal dorado. “El próximo año espero ganar muchas medallas”.
Maldonado calificó como una grata sorpresa la actuación de Babbitt en Ibarra. “Cuando empezó a entrenarse conmigo sus tiempos no eran de los mejores, pero con esfuerzo ha mejorado considerablemente”. El adiestrador destacó la constancia y disciplina de su alumno en las prácticas, así como el apoyo permanente de sus padres.
El entrenador resaltó la soltura y la fortaleza con la que se desenvuelve Colin en la piscina. A su criterio, la perseverancia de su dirigido hace que sus progresos sean rápidos.
Se siente feliz porque en menos de diez meses de preparación su alumno se convirtió en campeón nacional.