María Victoria Calero se destacó en la Media Maratón de los Sables en perú. Foto de la cuenta de Facebook Vicky Calero
Sí, ella venció al desierto. María Victoria Calero fue segunda en la Media Maratón de los Sables, una competencia de resistencia que se realizó en el desierto de Ica, en Perú.
El escenario, el mismo donde se corre el Rally Dakar, el más peligroso del mundo. Inclemente por su naturaleza, pero María Victoria lo superó y en tres días acumuló 120 kilómetros y los corrió bajo una temperatura de 36 grados centígrados, en promedio. Formó parte del grupo de 355 atletas de 25 nacionalidades; del grupo, el 30% fue de damas.
“Realmente estoy feliz, me siento realizada. Era mi primera participación en una competencia así, en el desierto. Tengo experiencia en los trail, pero nunca pensé que iba a lograr estos resultados en mi debut”, dijo Vicky, como le llaman en su casa y sus amigas.
Fue segunda en la clasificación general, y primera en su categoría, Sénior. En total sumó 12 horas, 48 minutos y 43 segundos (12:48.43). Se ubicó detrás de la francesa Gaëlle Decorse, quien es una atleta máster . Ella sumó 12:16.58.
En tercera posición llegó la también francesa Diotime Boudussier, con 13:30.50. “Después de los dos primeros días de carrera, me ubiqué segunda. Para la jornada final, sentí un poco de presión, pues no quería perder esa ubicación”.
El primer día corrió 40 km, el segundo 60 km y, tras un día de descanso, en cierre de carrera, hizo 20 km más. Cada deportista debía llevar su propia hidratación y alimentación, pues el promedio de carrera diario fue de seis horas. “Esa modalidad, de autosuficiencia, no la había corrido antes. La mochila pesaba entre 5 y 6 kilogramos. Pero pudimos administrar fuerzas para cargarla y cubrir la distancia”.
En su maleta de competencia debió llevar agua, comida deshidratada, geles y barras energéticas. “Todo ayudó en el desierto. En el segundo día, hubo mucho viento, que levantó un poco de arena. Pero no me afectó, me refrescó”.
Para vencer al desierto, Vicky realizó entrenamientos en el sector de Cumbayá, donde vive. En la ruta del Chaquiñán se entrenó todos los días por dos horas. Los fines de semana, extendió la práctica a cinco horas, con la supervisión de su entrenador es Joaquín López.
“Empecé entrenando ciclismo. Lo hice por iniciativa propia. Luego fui practicando otros deportes como el trial. También he participado en el Huairasinchi (orientación, trekking, bicicleta de montaña, remo, descenso en cuerdas)”.
Su entrada al deporte fue a través del ciclismo de montaña, y con el paso de los años el trail ha llamado más su atención. “No tengo preferencia por uno”.
La Media Maratón de los Sables se realizó la semana anterior. Volvió al país el domingo por la noche y ayer, lunes 10 de diciembre del 2018, ya estuvo en su oficina, es decoradora de interiores. “Dejé la maleta y vine al trabajo. Ahora estoy algo apenada, porque se acabó la aventura. Decidí correr la media maratón porque era un lugar que no conocía”.
Aún procesaba el resultado, que jamás esperó. “No tengo nada planificado aún sobre mis carreras del 2019, pero en dos años me gustaría hacer la Maratón de los Sables. Hay que cubrir el doble de distancia, en seis días de carrera. Será mucho más difícil el esfuerzo”.
Le llenó de alegría el hecho que los cinco ecuatorianos más, que fueron al Perú, le dieran su respaldo cada día. “Había escuchado de ellos, a algunos los conocía de vista, pero allá consolidamos una amistad importante”.
Los otros ecuatorianos que viajaron fueron Daniela Sandoval, quien quedó 34 (17:36.23). En varones, Paúl Espinoza llegó 23 en la general (11:51.44); Luis Maigualema, 32 (12:44.31); Edwin Ibarra, 80 (14:53.15); y, Joffre de la Cruz Lara, 104 (16:06.08).
Edwin Ibarra, manabita, de 27 años, corrió descalzo en el desierto y en marzo pasado ya conquistó la Maratón de los Sables.