En el norte de Quito, un instructor dirige a una estudiante en la clase práctica. El reglamento determina 15 horas para el manejo. Foto: EL COMERCIO
Fernando Robayo. Editor
Como parte de las 33 reformas a la Ley de Tránsito que la Asamblea Nacional aprobó el pasado 4 de diciembre, se eliminó la obligatoriedad de realizar un curso de conducción para obtener la licencia no profesional (tipo B o sportman).
Mientras el proyecto espera la aprobación o el veto del Ejecutivo en un plazo de 30 días, varios sectores se han pronunciado mayoritariamente en contra de una medida que, según el asambleísta Gabriel Rivera, su proponente, pretende facilitar la obtención del documento a quienes ya sepan conducir.
El tema es debatible desde varias perspectivas, pero hay una que tiene mayor peso sobre las demás. ¿Qué implica saber conducir? Si hablamos de la habilidad de mover un auto de un lugar a otro, muchos seguramente preferirán adquirirla por medios independientes antes que pagar el valor de un curso en una escuela de conducción.
Hacerlo con responsabilidad y seguridad, a partir de un amplio conocimiento de las leyes y reglamentos y observando los principios de la conducción defensiva, es otra cosa. Y ahí las escuelas de conducción tienen un gran reto, pues difícilmente se pueden transmitir todas estas enseñanzas en cursos de 33 horas, como sucede en la actualidad.