Tras cruzar la meta del Gran Premio de la India en primer lugar, Sebastian Vettel hizo mucho más que lograr su cuarto título mundial consecutivo de F1. También pasó a la historia de ese deporte como uno de sus cuatro mayores exponentes de todos los tiempos, junto con Michael Schumacher, Juan Manuel Fangio y Alain Prost.
A la avalancha de elogios proferidos por sus seguidores y por los miembros de su equipo se sumaron las felicitaciones de sus rivales en pista, quienes consideran que Vettel está en camino a convertirse en el piloto de F1 más exitoso de la historia, dada su juventud.
Es que el alemán de Red Bull consiguió a los 26 años lo que Schumacher logró a los 32, Prost a los 38 y Fangio a los 45. Con al menos 10 años más de trayectoria en la máxima categoría, pocos dudan de que Vettel consiga al menos tres títulos más con los que igualaría a ‘Schumi’, o cuatro con los que sobrepasaría su abultado palmarés.
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Con su triunfo en el circuito de Buddh, Vettel también dio el cuarto mundial de constructores consecutivo a Red Bull, equipo que nació hace apenas ocho años tras la compra de lo que fue la escudería Jaguar, y que hoy es el principal referente de la F1 en cuanto a organización, desarrollo de bólidos y resultados.
Pero el Mundial aún no ha acabado, así como la participación del alemán, quien seguramente querrá seguir acumulando récords hasta el último momento. De hecho, si gana al menos dos de las tres carreras restantes superará su marca de 11 grandes premios logrados en una misma temporada.
Si ganara las tres, igualaría a Schumacher como el único piloto de la historia capaz de imponerse en 13 pruebas.
Pero aunque no lo lograra, Vettel ya tiene asegurada su permanencia en el salón de la fama de la Fórmula 1 como uno de los pocos múltiples campeones y como el más eficaz de todos.
Columnista Invitado
La consagración de Sebastian Vettel en la India no fue ninguna sorpresa, ya que todas las predicciones apuntaban a su favor. Con Alonso neutralizado desde las primeras vueltas hubiera podido contentarse con administrar su ventaja, pero su casta de campeón lo obligó a exigirse al máximo hasta el último minuto, batiendo récords de vuelta que no necesitaba, pero conquistando su cuarta corona como debe ser: con una victoria.
Su decisión de partir con cubiertas blandas despertó ciertas dudas y su temprano ingreso para cambiarlas lo relegó hasta la posición 18. Pero, por arriesgadas que parezcan, sus estrategias siempre surten efecto: remontó hasta la punta y nada parece afectar su sed de victoria, gracias en parte a un ángel guardián muy influyente que lo protege de las desventuras de su compañero Webber.
El comportamiento de los neumáticos siempre juega un papel importante en el desarrollo de la competencia. Esta vez los compuestos blandos, en lugar de permitir cierta cantidad de vueltas rápidas para sobrepasos estratégicos, tuvieron una degradación casi inmediata y se convirtieron, más bien, en una penitencia.
Por esta razón los equipos optaron por alargar las rondas con compuestos medios para limitar las entradas a pits, lo que dio buen resultado a Rosberg, que quedó segundo y a Grosjean, que conquistó el tercer escalón arriesgando a una sola parada.
Simultáneamente, entre los equipos se coronaba Red Bull gracias un grupo humano inteligente y tenaz que ha sabido coordinar el trabajo de uno de los mejores pilotos con uno de los mejores ingenieros: el genial Adrian Newey, y bien merece compartir los laureles por cuarto año consecutivo.
El festejo del circuito de Nueva Delhi tuvo un sabor de fin de temporada, pero en las tres pruebas restantes nos espera todavía el emocionante desenlace de los subcampeonatos.