Llegué al Audi Forum de Neckarsulm desde Múnich al volante de un A5 descapotable y luego de tres horas de un viaje inolvidable. No solo por conducir el lujoso ‘roadster’ de la marca de los cuatro aros, a veces alcanzando los 250 km/h, sino por los bellos paisajes que tiene el estado de Baden Wuerttemburg, ubicado al suroeste de Alemania.
Mi visita a esta moderna instalación obedeció a una invitación de Audi Latin América y las empresas nacionales Ecuawagen y German Motors, socios estratégicos de la firma alemana en el Ecuador.
Una vez allí, un personero de Audi Forum nos guió (a mí y a una docena de periodistas de América Latina) por esta edificación de arquitectura vanguardista que forma parte de un complejo gigantesco que, entre otras cosas, alberga a la planta de producción del exclusivo R8, el centro de desarrollo de nuevos productos y a la fábrica de partes de acero y aluminio.
En el Audi Forum pudimos conocer el ‘show room’ de la planta baja donde se exhiben las últimas novedades de la empresa que tiene su sede en Ingolstadt, en el vecino estado de Baviera. También conocimos el pabellón donde Audi muestra a los modelos que hicieron historia en el DTM, el campeonato de turismos más famoso del mundo.
Aquí se encuentran los clásicos de antología como el Audi A4 Quattro, conducido por Frank Biela en 1995; el TTR 2002, pilotado por H.J. Stuck; o el Audi A5 DTM, con el cual el sueco Matías Ekstrom alcanzó el subtítulo de ese torneo en el 2011.
Además apreciamos una pequeña pero interesante colección de vehículos de dos ruedas, entre motos y bicicletas que Audi atesora como joyas y que certifican la historia de la marca en el mundo de la locomoción, especialmente en las primeras décadas del siglo XX.
Otro sitio importante del Audi Forum es donde los propietarios de cualquier modelo de la casa germana acuden para personalizar su auto. Expertos en ‘tuning’ y en diseño asesoran a los clientes que buscan exclusividad por sobre todo.
El usuario puede ‘armar’ su Audi con asientos a su medida, tapicería a su gusto, aros y pintura de acuerdo a su capricho, volantes, accesorios y demás artilugios para embellecer aún más los modelos. También pinturas originales y una gama extensa de implementos de alta tecnología para el confort y la diversión a bordo.
Pero la visita no estaría completa sin conocer la planta de fabricación artesanal del ya mítico R8. Me sorprendió ver cómo los obreros y artesanos cuidan cada uno de los detalles en los diferentes procesos de construcción del auto. Unión de piezas de aluminio para la carrocería, ensamblaje del chasís, montaje del motor y la transmisión, incorporación de paneles y consola central, tablero de instrumentos, asientos, etc. Todo con la precisión y la dedicación que el trabajo manual requiere. Todos apuntando a crear uno de los superdeportivos más hermosos y con mejores prestaciones del mundo.