Así luce la Catedral en la noche, gracias a su moderna iluminación.
Luego de visitar Chan Chan, como les había indicado la semana pasada, entrar al centro de Trujillo requiere calma. Es una de las urbes más importantes de Perú, considerada la ‘Ciudad de la eterna primavera’ por su agradable clima durante todo el año y, sin embargo, no es demasiado grande como para agobiarnos en el intento de conocerla lo más posible.
Movilizarse en esta ciudad en vehículo propio no presenta mayores complicaciones, salvo el intenso tráfico que toda ciudad grande tiene, y que no dista demasiado del que tenemos en nuestras ciudades ecuatorianas.
Encontramos muy bonitos y elegantes centros comerciales, donde se puede encontrar ropa y otros implementos personales a precios muy convenientes. También hay ferias de vestimenta y calzado a precios populares, pero que se realizan solamente en ciertos días de la semana.
En cuanto a la oferta cultural, algunos museos y centros de arte están repartidos por varios sectores de la ciudad, como para distraernos mientras conocemos la historia y otros acontecimientos importantes del Perú.
Y para rematar, después de dejar nuestro auto en algún garaje (que allá llaman cochera), vale la pena recorrer sus calles céntricas admirando edificios antiguos y casonas residenciales, construidos en las épocas colonial, virreinal y republicana.
Muchos de ellos han sido bellamente mantenidos y restaurados, y ahí funcionan actualmente oficinas públicas y privadas, restaurantes y más.
Imponentes iglesias, parques y plazas forman un conglomerado
de sitios para admirar y quedarse un buen tiempo analizando cada detalle de su construcción.
Por último, y como la guinda del pastel, la Plaza de Armas de Trujillo es una de las más hermosas que he conocido, tanto por las elegantes e importantes construcciones antiguas que la rodean como por lo limpio y muy bien mantenido de todo el entorno.
Allí se destacan la iglesia de la Catedral, el Palacio Municipal y otros edificios de entidades públicas. También cabe resaltar los suntuosos balcones tallados en madera, hermosamente diseñados, y que engalanan los frontales de muchas de las edificaciones.
Para continuar con el tour arqueológico, a solo 5 kilómetros al sur de la ciudad encontramos el complejo de las Huacas del Sol y de la Luna, que es un santuario de la Cultura Mochica, constituido por un conjunto de monumentos y construcciones hechas en adobe, las cuales culminan en una gran pirámide de 43 metros de alto que forma la Huaca del Sol.
El recorrido para conocer esta Huaca dura alrededor de dos horas. Un museo de sitio, adosado a aquella, nos permite obtener toda la información de lo que fue el centro administrativo y religioso de la mencionada cultura.
La Huaca de la Luna, por estar todavía en estudio y exploración, no está abierta al público. Finalmente, y aprovechando el regreso a nuestro país, a 60 kilómetros al norte de Trujillo cruzamos el poblado de Chicama, y 2 kilómetros antes de entrar a Chocope, unos letreros azules nos sugieren virar hacia la izquierda para, en pocos minutos más, llegar a uno de los complejos más importantes y antiguos de Perú: la Huaca de El Brujo, junto al mar.
Ubicada en el valle del río Chicama, debe su nombre al hecho de que en los alrededores de ese sitio chamanes y curanderos celebran sus ceremonias religiosas.
Pertenece al distrito de Magdalena de Cao, donde se encontró la tumba y la momia de la Señora de Cao, gobernante del pueblo Moche, y está conformado por la Huaca Prieta, la Huaca Cortada y la Huaca Cao Viejo.
Con más de 5 000 años de historia, está constituida por una serie de construcciones sucesivas, cada una encima de la anterior, en la que cada cultura dominante de la predecesora iba dejando su legado.
Sobresale una gran pirámide hecha de adobe de 100 metros por lado y 30 m de alto, que era el altar de sacrificio de los moches. Altorrelieves, pinturas, gran cantidad de figuras humanas en fila, altares, plazas y áreas estratégicas se conocen en el recorrido por las instalaciones. ¿Cuán espectacular habrá sido todo esto en su época de apogeo?
Un moderno museo de sitio contiene gran parte de lo encontrado en estas ruinas, y que los “huaqueros” (ladrones de tumbas ancestrales) no han logrado sustraer. Es un fascinante recorrido en el tiempo, donde se puede conocer todo lo relacionado a la momia de la mencionada dama, o Señora de Cao, resaltando el gran atavío de bellas joyas, armas y prendas guerreras que denotan que ella era la persona que mandaba en aquellos días (algo único en el antiguo Perú).
Es importante tener en cuenta los horarios de atención al público en cualquiera de los museos y sitios arqueológicos de Perú. Cabe resaltar que los días lunes no hay atención al público para planificar las visitas. Hasta la próxima.