Una vivienda de bajo impacto ambiental

El hormigón y el ladrillo son los materiales que predominan en la fachada.

En un lugar apartado, pero cerca de Cumbayá y de varios chaquiñanes, está la casa de Raúl Guarderas, diseñador industrial y máster en Arquitectura de interiores y montajes museográficos.
Para llegar a ese sitio, al que el especialista define como los tentáculos de la ciudad, es necesario transitar por calles angostas, algunas de tierra y piedra, pero también rodeadas de naturaleza. Está a 60 min. del sur de Quito. Allí, las viviendas de gran tamaño tienen espacios verdes significativos y están bien alejadas unas de otras.
Esta vivienda se destaca del resto porque en la fachada se combinan materiales como el cemento y el ladrillo libres de revestimientos.
Guarderas cuenta que su uso se concibió desde el inicio del proyecto, porque de alguna manera se conjugan con el paisaje: árboles y un acantilado. También porque desde el 2006 su trabajo está enfocado en el diseño sustentable. “Cuando llegué al país todo era diferente, entonces le dio un giro a mi trabajo”.
La casa de 295 metros cuadrados de construcción está implantada en un lote de
1 800 m², pero Guarderas solo ocupa un espacio de 70 metros cuadrados de construcción. Tras analizar varios aspectos dividió la vivienda para rentar la parte más amplia. “Soy el hombre más feliz viviendo en este espacio”, cuenta el diseñador industrial, mientras dirige su mirada hacia un ventanal, por donde el exterior se conecta con el interior de la construcción.
El diseño de la vivienda también está en sintonía con su estilo de vida, pues es un promotor del reciclaje y del uso de materiales amigables con el ambiente.
Su casa tiene paneles solares y un sistema de tratamiento de aguas residuales. Además, posee una arquitectura biodinámica: la construcción es fresca durante el día y caliente en la noche.
Fue diseñada para aprovechar la mayor cantidad de luz natural en la tarde y así reducir el consumo energético. Todos los focos de la casa son LED, mientras que la estufa es ecológica. Con el paso del tiempo planea colocar una cubierta vegetal para que la casa se mimetice con los árboles de guarango que la rodean. Guarderas cuenta que durante la construcción solo un árbol fue retirado del espacio.
Esta casa fue diseñada en el 2010 y construida hace tres años, aunque aún faltan detalles por terminar, sobre todo de la parte que será rentada. El proceso ha sido pausado, pues gran parte del material lo consiguió mediante canje. Así fue como los ladrillos y los sanitarios, por ejemplo, llegaron al lote. Así también la cubierta se poblará de pequeñas plantas.
La estructura es de hormigón, al igual que el piso. Guarderas se inclinó por ese material por su resistencia, tras experimentar el temblor.
Adentro, la mayor parte del mobiliario es de OSB reciclado. Está en un librero, en el techo y también en los tabiques que dividen determinados espacios de la vivienda, entre esos su dormitorio.
Aunque en su casa abunda la luz natural, Guarderas prefiere un lugar oscuro para descansar. Su habitación está justo detrás de la cocina, que también tiene vista hacia el exterior.
El 90% del mobiliario fue diseñado por especialista, tras retornar al país después de cumplir con sus estudios y trabajar en una terna de países europeos. Los muebles poseen un diseño moderno y son, por supuesto, prácticos y funcionales: un tablero se convierte en cama, por ejemplo.
Los tabiques, en cambio, pueden moverse de un lugar a otro según las necesidades, por esa razón los espacios son amigables con el habitante.