Proyectos se nutren de tradición en Esmeraldas

Hay hosterías que tienen piscinas y chozas. Estas últimas son construidas con materiales de la zona como la caña. Foto: Marcel Bonilla/ CONSTRUIR

Hay hosterías que tienen piscinas y chozas. Estas últimas son construidas con materiales de la zona como la caña. Foto: Marcel Bonilla/ CONSTRUIR

La caña guadúa y madera del sector está presente en las nuevas construcciones. Foto: Marcel Bonilla/ CONSTRUIR

La construcción de hosterías en la vía que conduce al norte de la provincia de Esmeraldas sigue creciendo. Al momento hay 20 construcciones con características ancestrales esmeraldeñas a lo largo de la ruta del Spondylus.

La zona es considerada ‘virgen’ por los empresarios turísticos y propicia para impulsar la industria del turismo rural en la ‘Provincia Verde’.
Esta sería una de las razones para que en los últimos cinco años haya un mayor interés por la construcción.

Los inversionistas han tomado en cuenta la arquitectura ancestral para levantar los inmuebles, donde se muestra lo moderno y lo tradicional de Esmeraldas, en poblaciones dedicadas ancestralmente a la pesca y la agricultura.

Localidades como Las Piedras, Achilube, Camarones, Pegue, Banderas y Colope son las áreas donde se observan hosterías y pequeñas ramadas, que incluyen en sus edificaciones materiales del medio.

Las chozas utilizadas para hospedaje son construidas con materiales como el bambú, caña guadúa, madera y paredes fundadas con plancha de plywood. En el frente tienen balcones y pisos de madera.

Hay hosterías que tienen piscinas y chozas. Estas últimas son construidas con materiales de la zona como la caña. Foto: Marcel Bonilla/ CONSTRUIR

Las áreas de diversión y bares están estructuradas con bases de bambú gigante o madera, con planos abiertos para observar el mar, y rejillas diseñadas con caña guadúa, de la que se cultiva en las comunidades más cercanas.

Desde la parte alta de esas edificaciones se puede observar la ensenada de la población de Las Piedras y sus peñones, que guardan relación con la histórica guerra de Concha, ocurrida entre 1913-1916, una de las más largas del Ecuador.

Una de las principales hosterías se llama Pacific Stone. En la fachada de ingreso tiene una combinación de ladrillos, duelas de madera y caña guadúa, materiales del que están hechas las casas de los pobladores que habitan alrededor. En su interior cuenta con piscinas y pequeños parasoles hechos con madera y techo de paja toquilla, que se planta en las poblaciones de afros y mestizos de la parroquia Camarones.

Para darle un toque más ancestral se conservan las palmeras y plantas medicinales. Eso se observa, por ejemplo, en la hostería Mario’s Park, que conserva 200 palmeras de coco y árboles como el guayacán, guachapelí, tulipanes.
Mario Gutiérrez, propietario de la hostería, explica que uno de los objetivos es mantener la tradición mediante la conservación de palmeras de coco y chozas de madera porque lo típico atrae mucho más al turista local y extranjero.
Por eso construyó cabañas para alojar a quienes disfrutan del campo, la playa y de una pipa recién cortada.

A lo largo de la vía hacia el norte, a la altura la parroquia Camarones, están tres locales hechos con caña guadúa, en un sitio que sirve como mirador desde donde se aprecia el amar y la actividad pesquera.

Estos bohíos fueron construidos por los nativos de Camarones, utilizando la carpintería ancestral para las edificaciones, mientras que las mujeres complementan la labor con la preparación de la gastronomía típica. Bajo la sombra de la rampira se preparar langostas, cebiches de ostras, jaibas, pangora, langostinos y pescado. Todo se adoba con aliños tradicionales que se elaboran artesanalmente en la población de El Guadual.

Los pequeños parasoles están elaborados con paja toquilla y madera. También hay bambú. Foto: Marcel Bonilla/ CONSTRUIR

La mayor actividad productiva de los camaroneños está relacionada con la pesca artesanal y la agricultura, por eso se impulsa la actividad turística mediante el rescate ancestral de la gastronomía y la conservación de antiguas formas de construir viviendas.

Luis Morcillo, uno de los empresarios turísticos, propietario de hostería La Fragata de Luis, explica que los emprendimientos tienen un alto componente cultural, que parten desde la edificación, cocción de alimentos y promoción de la música tradicional de Esmeraldas. El objetivo es atraer al turista, pero también mantener vivas las tradiciones de los habitantes esa provincia.

Como parte de los atractivos de la zona norte, los promotores del turismo también muestran tradicionales astilleros donde los pescadores reconstruyen sus canoas a vela, usadas para pescar cerca de las orillas.Uno de esos atractivos está en la población de Pegue, un poco más delante de la parroquia Camarones.

Ahí los pescadores artesanales levantaron pequeños bohíos, donde promueven festivales de mariscos, así como la pesca de la canchimala (pez parecido al bagre). En esos espacios la gente también disfruta de la música tradicional de ese sector del país.

Byron Garcés, en cambio, construye casas ancestrales con tabla y cultiva melones y sandías en Colope. “El uso de la caña predomina en muchas de las construcciones, que, por tratarse del área rural, permite identificarse las viviendas de los habitantes”, señala. Así es como se guarda una armonía con el entorno.

En Colope está la hostería Amarales, que además de conservar los aspectos culturales a través de la infraestructura, cuenta con una galería del artista plástico esmeraldeño Rubén Darío Gutiérrez, con una sección dedicada al pueblo afroesmeraldeño.

El coordinador zonal de Turismo en Esmeraldas, Carlos Acosta, seña que existen otros sitios con conceptos culturales como la hostería Pailón Beach, Pura Vida, Playa y Sol, Bandera, Mar del Plata. Esta última posee un concepto del mediterráneo y de Esmeraldas. Se espera que las construcciones sigan para

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