La Ortiga recobra su diseño original, de hace 70 años

Los pasamanos y gradas conservan la madera original de la vivienda.

Después de sumar varios años de abandono, la casa La Ortiga, en el sector de La Floresta, vuelve a mostrar los materiales con los que fue construida hace 70 años aproximadamente y que en intervenciones empíricas fueron recubiertos con una serie de materiales ajenos a su historia.
Al ingresar al predio se observa ladrillo y adobe en las paredes, y madera antigua en el piso y pasamanos.
Para recuperar la apariencia natural de esos materiales fue necesario un trabajo de limpieza y remoción, según el arquitecto Daniel Moreno Flores, quien, junto a gestores culturales, arquitectos y más habita la casa de dos pisos de 300 m² de construcción, aproximadamente.
Llegaron a ese lugar luego de comprobar la sensación de vacío que generaba en el barrio y de llegar a un acuerdo con los propietarios de apellido Ortega, de ahí el nombre de la casa.
Los diferentes colectivos desarrollarían sus ideas y le darían un uso a la construcción a cambio de una serie de intervenciones, que dependiendo del ‘contrato’, terminarían con un predio habitable.
La intervención empezó hace 10 meses con la remoción de materiales ajenos a la construcción y la recuperación de entradas de luz natural. También retiraron escombros y se deshicieron de las pruebas que demostraban la presencia de gente dedicada a consumir drogas y alcohol. “Personas entraban y ensuciaban la casa. También maltrataban los materiales”, recuerda Moreno.
Luego, levantaron el piso flotante, ubicado en el piso de los diferentes espacios de la vivienda, dejando al descubierto una madera antigua. Habilitaron un cuarto de baño que carecía de lavamanos. Lo instalaron y ahora funciona con agua reciclada que se filtra con la ayuda de peces y de plantas.
La tina donde se almacena el agua está a la vista de todas las personas para despertar el interés de los visitantes, pues la idea, a mediano plazo, es dictar talleres sobre el uso del agua.
También está previsto tratar las aguas negras y aprovechar el agua lluvia para hidratar a las plantas de las jardineras.
Parte de la rehabilitación de la casa, con alrededor de 150 metros de patio, consiste en incluir huertos en varios espacios para iniciar con la venta de plantas y semillas para acelerar los trabajos, que hasta el momento se han cumplido a través de mingas -todos los viernes- y con materiales usados o que han sido descartados por otros dueños.
Moreno, por ejemplo, recuperó un par de vigas de un proyecto en el que también participó. Para conseguir el dinero para comprar materiales, en cambio, realizan eventos culturales a lo largo de la semana dentro de la casa: los martes, por ejemplo, hay dibujo en vivo. También exposiciones de arte y de danza. Allí también trabajan jóvenes arquitectos y emprendedores.