Marco Herrera y Elena Jurado en las gradas que conducen al área íntima de la casa. Se destaca la madera de marfil. Fotos: Diego Pallero/ CONSTRUIR
Una casa donde prima el color, el hormigón y la madera es el lugar en el que habitan los arquitectos Elena Jurado y Marco Herrera.
Construyeron su morada hace 20 años con materiales y un diseño para que siempre luzca moderna. Colocaron las primeras piedras después de 10 años de alcanzar el título de tercer nivel en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central del Ecuador.
La década de experiencia y la suma de ideas, tomadas de libros de arquitectura y decoración minimalista, y de viajes alrededor del mundo contribuyó a que la casa luzca atemporal. “La construimos hace 20 años y sigue con ese toque moderno”, cuenta Herrera.
Ese concepto de arquitectura resalta en cada espacio de la vivienda, ubicada en el norte de Quito. En la fachada e interior de la casa es protagonista el color blanco. También está en el mobiliario de la cocina, un espacio amplio y que brinda privacidad.
Los muebles de la cocina son blancos. Hay cerámica en el piso. Al fondo se aprecia el tono azul, uno de los favoritos de los arquitectos.
Seleccionaron ese tono porque brinda luminosidad y una sensación de amplitud. Además, les permite jugar con tonos fuertes como el azul y mostaza para destacar determinados objetos o espacios de la construcción.
El blanco también es el color preferido de Herrera porque es sinónimo de limpieza.
El azul es otro de los tonos preferidos por los arquitectos ecuatorianos, que se especializaron en Diseño Interior, en la Universidad de Salamanca, España, y que ganaron experiencia, después de construir su vivienda, en países como Panamá y Estados Unidos. Estuvieron un año en Miami colaborando con un estudio de arquitectura de amigos.
El tono azul está en la planta baja y una de las paredes de la planta alta, desde donde se aprecia un jardín y la casa del padre de Herrera. Desde ese lugar también se observa un pasamanos elaborado con madera de marfil, escasa y costosa en la actualidad. La seleccionaron porque su color otorga un toque de elegancia. “Hace 20 años a la gente le gustaba la madera oscura. A nosotros, en cambio, nos llamó la atención esta -marfil-, que es clara”.
En la planta alta el piso es de madera de eucalipto. El pasamanos tiene madera de marfil.
Herrera y Jurado se confiesan amantes de la calidez que otorga la madera y por esa razón también incorporaron madera de eucalipto en el piso de las áreas íntimas de la casa, de 180 metros cuadrados de construcción.
Estos arquitectos valoran a esa madera porque es resistente. Han pasado 20 años desde que construyeron su vivienda y el brillo y color de ese material sigue intacto.
Por esa sensación de calidez, la madera está en casi todos sus proyectos, al igual que el porcelanato y cerámica en las áreas de mayor tránsito. Ese material también está en las gradas que conducen a la segunda planta, justo donde está una doble altura.
Junto a las gradas está un pasamanos de metal con forma circular, que deja ver las diferentes obras de arte que resaltan en cada pared, pues, así como gozan de las revistas de diseño, de los viajes, también disfrutan del arte. Prefieren obras de artistas jóvenes. “Nos gusta las nuevas propuestas”.
La habitación principal tiene luz natural y artificial.
Hay pinturas en las dos plantas de la casa. Cada cuadro está iluminado con luz natural y artificial directa o indirecta.
Dicroicos, reflectores, lámparas resaltan los detalles de las obras de arte. En esa vivienda la ubicación de cada foco fue pensada desde el diseño, pues aseguran que es parte fundamental en el interiorismo. La luz permite crear diferentes escenarios en un mismo espacio, dependiendo de las necesidades y estados de ánimo de sus habitantes.